SEATTLE (WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS), 19 Abr. (EP/AP) -
El presidente de China, Hu Jintao, llegó a Seattle ayer martes para conversar con los empresarios, antes de reunirse en Washington con líderes políticos preocupados por las posturas de la potencia asiática en materia de comercio, energía y política monetaria.
La agenda de la primera visita de Hu Jintao a Estados Unidos desde que asumió la presidencia de China en el 2003, incluye reuniones con el presidente de Microsoft, Bill Gates, entre otros, y una visita a la planta de aviones Boeing, hoy miércoles.
La visita oficial comenzó en Everett, unos 48 kilómetros al norte de Seattle, donde el martes fue homenajeado por unos 120 miembros de un club local de kung fu, así como bailarines escolares. Los honores de bienvenida incluyeron al gobernador del estado de Washington, Chris Gregoire, y al presidente de la compañía Starbucks, Howard Schultz.
Hu Jintao tiene una agenda apretada en sus cuatro días de gira por Estados Unidos. En este país abundan las dudas entre líderes de los sectores públicos y privados, sobre cómo China está usando su renovado potencial económico.
La economía de la China comunista ha crecido aproximadamente 10% anual en los últimos tres años.
El jueves Hu será recibido por su homólogo George W. Bush, y ambos repasarán varios asuntos que han provocado la incomodidad estadounidense. Desde la política monetaria que abarata sus productos en otros países, la búsqueda de recursos petroleros y hasta su posición, como miembro del Consejo de Seguridad, frente a los programas nucleares de Irán y Corea del Norte.
A empresas como Microsoft les preocupa, particularmente, la piratería en el inmenso mercado chino. El Gobierno de Beijing ha prometido combatir las copias ilegales de sistemas informáticos y asegura que algunos fabricantes chinos de computadores están aumentando sus pedidos de programas Windows genuinos.
También China se ha comprometido a disminuir la brecha de la balanza comercial con Estados Unidos, que favorece a la potencia asiática. Para algunos empresarios de Occidente, se trata de una competencia desleal, sólo posible gracias al control de la inmensa economía china por parte del gobierno.
En compensación, China se ha propuesto aumentar la compra de productos estadounidenses, incluyendo aviones Boeing por un valor de 4.600 millones de dólares.
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