TACOMA (EEUU), 21 (EP/AP)
Una pareja marroquí residente en el Estado de Washington ha sido condenada a arresto domiciliario por forzar a su sobrina, inmigrante en Estados Unidos, a trabajar largas horas en su casa y en la cafetería de la familia. Asimismo, deberá pagar a la joven 65.000 dólares (50.000 euros) en compensación por su trabajo.
El pasado mes de septiembre, un tribunal federal declaró culpables a Abdenasser 'Sammy' Ennassime, de 47 años, y a su esposa Tonya, de 41, de los cargos de trabajo forzoso y ocultamiento de inmigrante ilegal, respectivamente.
Los abogados del Estado recomendaron el arresto domiciliario, tres años de libertad condicional y el pago retrospectivo de su salario a la joven. El juez de distrito Franklin D. Burgess condenó ayer a Sammy Ennassime a seis meses de arresto domiciliario y a su esposa a 90 días.
En una carta al tribunal, Ennassime reconoció que fue severo con su sobrina --"puede que demasiado severo"--, pero aseguró respecto a la joven que "se ha criado como una joven responsable y estoy orgulloso de ella, puesto que no quería que se convirtiera en una salvaje".
La sobrina, Lamia Ennassime, de 18 años y que estuvo presente durante la lectura de la sentencia, pidió al juez que no les impusiera una pena de cárcel.
Lamia llegó a Estados Unidos desde Marruecos junto a sus tíos en septiembre de 2001, a la edad de 12 años, con la promesa de ayudar a cuidar al hijo de ambos y en las tareas del hogar a cambio de que la acogieran en su casa y se le diera una buena educación. Durante su estancia en la casa de sus tíos, la joven preparaba el desayuno y la cena, lavaba la ropa, limpiaba el piso y trabajaba los fines de semana y veranos, sin cobrar un sueldo, en la cafetería.
Cuando expiró su visado de seis meses, su tío aprovechó su nueva situación ilegal para amenazarla con que si no trabajaba más duramente la denunciaría ante las autoridades de inmigración, según los abogados del Estado.
Según la denuncia, la familia se tomó unas vacaciones de un mes en Marruecos y dejó a la chica al frente de la cafetería, en la que debió trabajar 14 horas diarias los siete días de la semana, e incluso le confiscó las propinas. En julio de 2005, Lamia escapó a un centro de acogida gracias a la ayuda de unos amigos y de un grupo de defensa de los derechos de los inmigrantes.
Emily Langlie, una portavoz de la Oficina de Abogados del Estado, aseguró que la joven se encuentra bien en un colegio mayor y que, en su calidad de víctima de trabajos forzosos, podría recibir el estatus de residente permanente.