El empresario español muerto en Honduras fue asesinado por orden de un socio que había hecho uso indebido de su dinero

Actualizado: viernes, 14 agosto 2009 21:31


MADRID, 14 Ago. (EUROPA PRESS) -

El empresario Angel García Rubio, desaparecido en Honduras el pasado mes de mayo y cuyo cadáver se localizó el pasado 8 de agosto, fue asesinado por dos sicarios locales en colaboración con su guardaespaldas, pero su muerte fue ordenada por un socio que hizo uso indebido del dinero que le había cedido el empresario, según las conclusiones de la investigación, en la que participaron tres policías españoles desplazados al efecto al país centroamericano.

La desaparición del empresario fue denunciada por su padre el 25 de mayo en una comisaría de Madrid, la del distrito de Fuencarral-El Pardo. No hubo petición de rescate, por lo que desde el primer momento se consideró poco probable la hipótesis del secuestro. A pesar de ello, tres especialistas de la Policía Nacional se trasladaron hasta Honduras: un GEO y dos agentes de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la UDEV Central.

Llegados a Comayagua, localidad hondureña donde se produjeron los hechos, los agentes españoles confirmaron con la familia y la policía de aquel país que nadie había exigido rescate alguno para su liberación. Por este motivo las autoridades hondureñas otorgaron a este caso la consideración de desaparición y no la de secuestro.

Durante su estancia en el país centroamericano, los especialistas españoles iniciaron varias líneas de investigación, centrando finalmente sus indagaciones sobre la figura de un guardaespaldas que el empresario había contratado poco meses antes.

EL ANILLO EN EL CADÁVER

Después de que regresaran a España, los agentes recibieron el pasado 6 de agosto una llamada de la Policía hondureña reafirmando que el guardaespaldas era el principal sospechoso. Dos días más tarde se halló el cadáver del empresario en una propiedad privada del municipio de la Villa de San Antonio, cercana a la ciudad de Comayagua.

El cadáver apareció enterrado a unos cincuenta centímetros de profundidad, y portaba la alianza matrimonial y la ropa que vestía cuando desapareció. Sin embargo, y debido al avanzado estado de descomposición en el que se encontraba el cuerpo, la identificación tardó más tiempo de lo habitual pero finalmente se confirmó que los restos pertenecían a García Rubio

Los policías hondureños y españoles siguieron en contacto telefónico y, tal y como sopspechaban los agentes españoles, el guardaespaldas fue el primero en ser detenido. También se arrestó a otras tres personas: dos jóvenes delincuentes locales implicadas en el homicidio, el autor intelectual y dos jóvenes delincuentes locales

contratados para matar al empresario, y el verdadero cerebro cde la trama, el dueño de una farmacia que gestionaba varias propiedades y una cuenta bancaria del empresario español.

Según las investigaciones, el inductor del homicidio era una persona de confianza y gestionaba bienes del empresario para evitar una posible intervención judicial derivada de un litigio mantenido por la víctima con su mujer. Según se extrae de la investigación de la policía hondureña, el depositario de estos bienes había realizado un uso indebido del dinero y decidió acabar con la vida del ciudadano español para no tener que darle explicaciones.

LA TRAMPA DEL SOCIO

La reconstrucción de los hechos indica que el 21 de mayo, el farmacéutico acordó una cita con Ángel García para mostrarle unos terrenos en el Municipio de Villa de San Antonio, pasó a recogerlo con otro individuo y, cuando inspeccionaban la zona, los cómplices ejecutaron con varios disparos al español. Luego procedieron a abrir una fosa y colocaron en su interior el cuerpo de García Rubio, despojándolo previamente de sus pertenecías: un teléfono móvil, una cadena de oro, un reloj, un revólver y dinero en efectivo. Se dejaron el anillo.

En la farmacia del autor intelectual del crimen se comprobó que había sido quemado el pasaporte del empresario y se hallaron las llaves de su coche, arrojadas en el interior de una cisterna por el dueño del local y responsable del homicidio.