España.- Denuncian que guardias alemanes obligan a pagar por traer niños de Chernóbil a España por carretera

Actualizado: jueves, 13 julio 2006 15:42

MADRID, 13 Jul. (EUROPA PRESS) -

La Asociación de Familias Solidarias con el Pueblo Bielorruso denunció hoy que guardias alemanes les obligaron a pagar, el pasado 6 de julio, 1.000 euros por transportar a niños de Bielorrusa afectados por la catástrofe de Chernóbil a través de sus carreteras para acogerlos durante el verano en Murcia y Almería para mejorar su salud.

Los tres autobuses de esta organización ciudadana fueron retenidos en una estación de servicio durante cuatro horas porque los guardias alemanes decían que debían desembolsar un importe de unos 1.000 euros por transportar ciudadanos "no alemanes" por sus carreteras, según explica esta asociación, que teme que al regreso tengan que pagar otro tanto.

A pesar de que los chóferes les explicaron que se trataba de niños que vienen acogidos en un programa humanitario para el saneamiento de su organismo en España y que tenían una parada y comida colectiva concertada en un restaurante en Francia, los guardias dijeron que no les importaba el estado de los menores, ni que se pusieran nerviosos y lloraran, ni que perdieran la comida (como sucedió), sino que sólo querían cobrar el importe por el uso de sus carreteras.

Además, les obligaron a apagar los motores "como medida de presión" --relata la organización-- y les prohibieron que saliera nadie de los autobuses. "Debieron pensar que por asfixiar de calor a los niños iban a aparecer por arte de magia los 1.000 euros en la cartera de los chóferes", se queja Agustín Martínez, representante de la Asociación de Familias Solidarias con el Pueblo Bielorruso.

Desde Murcia, los integrantes de esta asociación hablaron con la Embajada alemana en Madrid y con "malos modos" les respondieron que sólo se ocupaban de sus ciudadanos en tierra española y que este asunto no era de su incumbencia. Cuatro horas después, los guardias dejaron pasar a los tres autobuses a Francia pero les entregaron a los chóferes el recibo y el plazo de cinco días para desembolsar el dinero.

La empresa de autobuses les ingresó el dinero, que deberá aportar esta ONG puesto que la compañía de transportes "tendría serios problemas si vuelve a circular por Alemania". Pero, además de esos 1.000 euros, la empresa tiene que abonar otros 4.000 euros para una "especie de licencia fiscal por circular por Alemania", gasto que también repercute a la organización ciudadana porque la compañía no precisa hacer más recorridos por Alemania si no es por este servicio de esta asociación.

"LEY DEL EMBUDO".

"Si todos los países aplicáramos esos impuestos revolucionarios, ¿qué quedaría de la UE?", protesta Martínez, ironizando con preguntar si en esto consiste la libre circulación de mercancías por la UE. "¿Por qué no hay reciprocidad hacia ellos? Es una burla. ¿Esto no es un problema de derecho comunitario?", insiste, agregando: "¿Esta Unión Europea no se parece mucho a la ley del embudo?".

A su juicio, sea por niños de Chernóbil o no esto es "un importante problema de legalidad para la UE digno de ser estudiado". Para esta organización, se trata de un acto "denigrante", señalando que "bastante grave" es ya que los estados se despreocupen de ayudar a éstas y otras poblaciones afectadas por catástrofes en cuanto pasa el "furor informativo" como para que además "dificulten" y resten medios económicos a las organizaciones no gubernamentales.

Además, esta organización subraya que estos niños tienen los reglamentarios pasaportes de carácter humanitario y sus documentos quedan amparados bajo el Tratado Schengen, así como que sus destinos temporales están "perfectamente controlados". "¿Si todos los países comunitarios aplicaran esas mismas trabas ¿en qué lugar quedaría dicho tratado?", se pregunta.

Finalmente, se queja de que el dinero que les cobren por esa "modalidad de impuesto revolucionario" las autoridades alemanas iría, "lamentablemente", en detrimento de sus proyectos humanitarios ya pensados. "¿Esto es propio de un país modernos?", dice, lamentando si es así sentirse europeo, puesto que "una cosa es controlar los procesos migratorios y otra muy distinta es hacer negocio u obstaculizar las ayudas humanitarias".