MANILA, 24 Feb. (EUROPA PRESS) -
Varias protestas han surgido en Filipinas a raíz de la declaración del estado de emergencia proclamado por la presidenta Gloria Macapagal Arroyo, mientras la policía empleaba cañones de agua para dispersar a los más de 5.000 manifestantes que han desafiado la cancelación de los actos conmemorativos de la Revolución Popular de 1986.
Las fuerzas del orden han empleado la fuerza para detener a un grupo que se encontraba lanzando piedras y que amenazaba con provocar una nueva protesta.
En medio de un enorme operativo de seguridad, el Ejército ha cerrado sus instalaciones para evitar que las tropas se sumen a estas protestas. El Ejército filipino cobró un papel fundamental en la Revolución Popular.
Todos los eventos conmemorativos han sido cancelados, según informó el portavoz presidencial Ignacio Bunye, que señaló que el Ejército había recibido orden de "prevenir y suprimir la violencia".
Anteriormente, la presidenta de Filipinas Gloria Macapagal Arroyo había declarado el estado de emergencia en todo el país en un discurso pronunciado la madrugada del viernes --hora española--, después de que oficiales del Ejército afirmaran que habían desarticulado un intento de golpe de estado, según ha informado la cadena CNN.
Arroyo se dirigió a la nación tras las declaraciones del general Hermógenes Esperón en las que afirmaba que "creemos haber anulado un golpe de estado".
La presidenta, que se encuentra bajo una gran presión por las acusaciones de falta de legitimidad en su victoria en las elecciones del pasado año, no mencionó ningún intento de golpe de estado en su discurso.