Desplazados internos recogen agua en Maiduguri (Nigeria)
UNICEF/GILBERTSON
  
Actualizado: domingo, 2 abril 2017 10:27

La falta de agua y saneamiento adecuado facilita la propagación de enfermedades, con un mayor impacto en los niños desnutridos

MADRID, 2 Abr. (EUROPA PRESS) -

Los niños aquejados con desnutrición grave en los cuatro países amenazados con la hambruna --Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen-- se enfrentan también a un riesgo adicional: la falta de agua y saneamiento adecuado, que junto con unos hábitos de higiene deficientes facilita que se produzcan brotes de enfermedades.

De acuerdo con el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), cerca de 27 millones de personas dependen de fuentes de agua no segura en estos países, lo que, para los niños que padecen desnutrición, puede dar lugar a enfermedades diarreicas fatales.

El director de programas de emergencia de UNICEF, Manuel Fontaine, ha alertado de que "la combinación de desnutrición, agua sucia y saneamiento deficiente desencadena un círculo vicioso del que muchos niños nunca se recuperan".

"Debido a que el agua insalubre puede causar desnutrición o empeorar sus efectos, no importa cuánto alimento ingiera un niño con desnutrición, pues no mejorará si el agua que está bebiendo no es segura", ha explicado.

UNICEF

Según la agencia de la ONU, en el noreste de Nigeria el 75 por ciento de la infraestructura de agua y saneamiento en las zonas afectadas por el conflicto con el grupo terrorista Boko Haram ha sido dañada o destruida, dejando a 3,8 millones de personas sin acceso a agua potable.

La llegada de miles de desplazados por la violencia ha tenido un gran impacto en los sistemas de salud y agua de las comunidades de acogida, ya de por sí debilitados, lo que se traduce, en el caso del estado de Borno, el más afectado, en que un tercio de los 700 centros de salud han sido completamente destruidos y un número similar no están en funcionamiento.

En el caso de Somalia, país azotado por una grave sequía, UNICEF prevé que en las próximas semanas, el número de personas que necesitan acceso a agua, saneamiento e higiene aumente de 3,3 millones a 4,5 millones, lo que representa a alrededor de un tercio de la población.

Según ha explicado la agencia de la ONU, muchas fuentes de agua se han secado o están contaminadas, las instalaciones sanitarias son escasas y las enfermedades que se transmiten por el agua están aumentando en Somalia. Así, desde comienzos de 2017 se han reportado más de 13.000 casos de cólera y diarrea acuosa aguda, casi cinco veces más que en el mismo período del año pasado.

Además, los precios del agua se han multiplicado por seis en las zonas más remotas, situando su adquisición fuera del alcance de las familias más empobrecidas, ha explicado UNICEF.

En Sudán del Sur, donde se declaró la hambruna en dos condados del estado de Unidad en febrero, 5,1 millones de personas carecen de agua potable, saneamiento adecuado e higiene y la mitad de los puntos de agua del país han sido dañados o destruidos durante el conflicto.

UNICEF

Debido a la estación seca, los escasos niveles de agua están provocando una mayor competencia entre personas y animales para adquirirla, y las escasas fuentes de agua están siendo sobreexplotadas, ha advertido UNICEF, subrayando que la falta de instalaciones de saneamiento adecuadas y unos hábitos de higiene deficientes están favoreciendo la propagación de enfermedades como el cólera.

Por último, en Yemen, hay al menos 14,5 millones de personas sin acceso a agua potable, saneamiento básico e higiene como consecuencia del conflicto, que también ha provocado daños en la infraestructura hídrica.

Según UNICEF, el brote de cólera y diarrea acuosa aguda que comenzó en octubre de 2016 aún no ha remitido y hasta el momento ha causado 106 muertes y hasta 22.500 nuevos casos. En este sentido, ha denunciado que casi dos millones de niños corren riesgo de sufrir enfermedades diarreicas que, ya antes del conflicto, eran la segunda causa de muerte entre los niños menores de cinco años en un país donde el sistema de atención primaria de salud está al borde del colapso.

"Estamos trabajando a contrarreloj para salvar tantas vidas como podamos tan rápido como sea posible", ha asegurado Fontaine. "Pero sin poner fin a los conflictos que afectan a estos países, sin un acceso continuado y sin obstáculos para llegar a los niños que necesitan apoyo y sin más recursos, ni siquiera nuestros mejores esfuerzos serán suficientes", ha reconocido.

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