MANILA, 18 Feb. (EP/AP) -
La presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, expresó hoy sus condolencias por las víctimas del alud de barro que sepultó ayer la ciudad de Guinsaugon, en la que vivían alrededor de 1.800 personas, mientras el Gobierno sigue alerta ante las nuevas amenazas de los grupos que piden la muerte de la presidenta.
"Estos momentos sirven para probar nuestras almas", afirmó Arroyo en una alocución retransmitida por la televisión. "La nación debe unir sus manos y abrazar a los supervivientes como si fueran familia suya. Sabemos que vendrá un día mejor, pero es difícil imaginárselo cuando la tragedia es tan profunda", agregó.
La presidenta está intentando ampliar los servicios de rescate y está preparando el traslado de más contingentes y de ayuda humanitaria al lugar del desastre.
La catástrofe tuvo lugar después de que Arroyo se encontrara con representantes del Ejército para hablar sobre las nuevas amenazas contra el Gobierno filipino, entre las que se incluye un complot para matar a la presidenta y sustituir el Ejecutivo actual por un consejo revolucionario.
Un portavoz del Ejército, el coronel Tristan Kison, afirmó que el complot ha sido denominado "Operación Pluma de Cuello", y que pretendía el asesinato de algunos miembros del Gobierno, incluso la presidenta.
