MANILA 18 Jul. (EP/AP) -
Una bomba de fabricación casera explotó hoy en un autobús en el sur de Filipinas y provocó heridas de gravedad a dos personas en el que la Policía considera el último de una serie de ataques que achacan a una banda de extorsionadores de la región.
El explosivo, activado mediante teléfono móvil, estalló poco después de que todos los pasajeros se bajasen del autobús en una terminal de transporte público llena de gente en la ciudad de Tacurong, en la provincia de Sultan Kudarat, según informó el militar Danilo Garcia. La explosión provocó daños en el autobús e hizo estallar las ventanas, alcanzando a un pasajero que se encontraba en un puesto de comida y a un transeúnte.
El secretario de Defensa, Norberto Gonzales, comentó que este es el tipo de actividades que pretenden eliminar con la nueva ley anti terrorista aunque avisó de que la ley tardará algún tiempo en alcanzar su máximo potencial. "La ley acaba de comenzar a ser efectiva", manifestó García.
La ley, firmada por la presidenta del país, Gloria Macapagal Arroyo en marzo, permite la detención de presuntos terroristas sin cargos por tres días, una vigilancia más estrecha de los sospechosos y la expulsión de los grupos terroristas conocidos del sur del país, incluyendo el violento grupo de Abu Sayyaf.
Los investigadores sospechan que tres mujeres que se sentaron en la parte de atrás del autobús y se bajaron apresuradamente en Tacurong podrían haber llevado la bomba a bordo. El propietario del autobús recibió una carta pidiendo dinero para una banda de extorsión llamada Al Jobar, comentó Garcia.
Aunque se sospecha que la extorsión es el motivo del ataque, la posibilidad de que un grupo terrorista sea el autor no se ha descartado. Tacurong, una región basada en la agricultura y de mayoría cristiana a 950 kilómetros al sureste de Manila, ha sufrido varios ataques bomba mortales por milicianos de Al Qaeda.
El mes pasado, una bomba en un autobús mató a ocho pasajeros en la ciudad de Bansalan, en Davao del Sur. Una explosión casi simultánea alcanzó un segundo autobús pero no hubo ningún herido. Los dos vehículos pertenecían a una compañía que había sido amenazada con ataques por Al Jobar si no pagaban 2 millones de pesos (32,241 euros) al mes, según informó la policía.