LONDRES 28 Mar. (EUROPA PRESS) -
Dos de los ocho residentes en Reino Unido que actualmente se encuentran detenidos en la base estadounidense de Guantánamo (Cuba) fueron arrestados gracias a telegramas enviados por los servicios de seguridad británicos a sus homólogos estadounidenses, según informa hoy la cadena BBC.
Según explica la cadena, los detalles de vuelo de Bisher al Rawi, iraquí residente en Reino Unido, y Jamil al Banna, un refugiado jordano residente en Londres, permitieron a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense proceder a su detención en Gambia, desde donde fueron trasladados a Afganistán para ser interrogados y posteriormente a Guantánamo.
El Gobierno británico ha afirmado en todo momento que se opone a las "entregas extraordinarias" de presuntos terroristas a los que se traslada en vuelos secretos a terceros países para interrogarles y el Ministerio de Exteriores ha negado haber solicitado a Estados Unidos la detención de ambos hombres.
Sin embargo, según la BBC, ambos fueron detenidos en el aeropuerto de Gatwick, en Londres, en noviembre de 2002 y los servicios de inteligencia británicos enviaron un telegrama a las autoridades estadounidenses para informar de que uno de ellos llevaba un objeto que podría utilizarse como artefacto explosivo improvisado. No obstante, luego se descubrió que se trataba de un simple cargador de pilas y se les puso en libertad, pero no se informó a Washington de este detalle.
Una semana después, Al Rawi y Al Banna partieron hacia su destino inicial, Gambia, donde fueron detenidos después de que el MI5 británico enviara a las autoridades estadounidenses un segundo telegrama recordándoles el anterior, dando los detalles de vuelo y precisando que estaban vinculados con el clérigo radical Abú Qatada. El telegrama advertía de que la información "es para fines de investigación y análisis y no debería utilizarse como base para acciones abiertas o encubiertas".
Pese a esta advertencia, ambos hombres fueron detenidos en el aeropuerto de Banjul junto con el hermano de Al Rawi, Wahab, en su caso ciudadano británico, que había acudido a recibirles. Según Wahab, que posteriormente fue puesto en libertad, cuando pidieron ver a algún representante de las autoridades británicas en Gambia le dijeron: "¿quién te piensas que ordenó tu detención?".
Según señaló su abogado, Brent Mickum, a la BBC, tras quitarles la ropa y dejarles en pañales, "les encadenaron y les subieron a un avión". Los dos fueron trasladados a una instalación de la CIA en Afganistán conocida como la 'Prisión Oscura', donde las condiciones son "terroríficas", dijo el letrado.
"Estaba completamente oscuro, no podían ver nada y no podían distinguir el día de la noche", explicó, precisando que "había altavoces con música las 24 horas del día, por lo que dormir era prácticamente imposible". A principios de 2003, ambos fueron trasladados a la base aérea de Bagram, al norte de Kabul, y desde allí a Guantánamo.
Los telegramas se han conocido durante la batalla judicial en el Tribunal Superior emprendida por los dos detenidos, que han solicitado al Gobierno británico que actúe para conseguir su puesta en libertad. Sin embargo, según la BBC, no está claro si el Gobierno sabía lo que les ocurriría si eran detenidos. En un comunicado, el Foreign Office ha asegurado que Reino Unido "no pidió la detención" de Al Rawi y Al Banna en Gambia y "no desempeñó ningún papel en su traslado a Afganistán y Guantánamo".
Al Rawi ha mantenido en todo momento que sus contactos con Abu Qatada "estaban expresamente apoyados y alentados por la inteligencia británica". Según él, el personal de inteligencia le había dicho que estaba haciendo lo correcto y que le ayudarían si tenía problemas. De hecho, la semana pasada el Gobierno británico dijo que actuaría en favor de Al Rawi, de origen iraquí, después de que el tribunal se revelara que cooperó con el MI5 ayudando a pasar mensajes a Abu Qatada.
Hoy está previsto que el comité parlamentario sobre las entregas extraordinarias revise y discuta sobre los telegramas y escuche a algunos testigos. El presidente del comité, el conservador Andrew Tyrie, lamentó que "podemos haber entregado a personas a los estadounidenses a sabiendas de que estas personas podrían ser maltratadas".