Manifestación en Guatemala por la dimisión de Otto Pérez Molina
Foto: JORGE LOPEZ / REUTERS
 
Actualizado: sábado, 5 septiembre 2015 9:30

Por primera vez en la historia del país un recién llegado podría ganar, en un contexto marcado por la dimisión de Pérez Molina

   MADRID, 5 Sep. (EDIZIONES) -

   Los guatemaltecos someterán este 6 de septiembre al examen de las urnas un sistema político que la mayoría considera profundamente corrompido y que ha llevado al Gobierno de Otto Pérez Molina al colapso, apenas unos días antes de las elecciones presidenciales.

   Unos 7,5 millones de personas están habilitadas para renovar al presidente y vicepresidente de la República, así como a 158 diputados del Congreso, 40 del Parlamento Centroamericano (Parlacen) y 338 cargos locales.

   La lucha más encarnizada se vivirá en la Presidencia, donde un total de 14 partidos políticos pugnan por sustituir a Pérez Molina, que al margen de su reciente renuncia del cargo no podía presentarse a la reelección porque está constitucionalmente prohibido.

   A pesar del elevado número de candidatos presidenciales, en realidad solamente tres tienen posibilidades reales de llegar a la Jefatura del Estado: Manuel Baldizón, de Libertad Democrática Renovada (LÍDER); Jimmy Morales, del Frente de Convergencia Nacional (FCN); y Sandra Torres, de Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).

   Si bien la balanza parecía decantarse del lado de Baldizón hace apenas unos meses, la sucesión de escándalos de corrupción ha cambiado el equilibrio a favor de Morales, un rostro conocido de la televisión guatemalteca que ha irrumpido en la carrera presidencial como independiente.

   Morales, representante de los 'indignados' guatemaltecos, ha superado en estas últimas semanas al teórico favorito, que ya se enfrentó a Pérez Molina en 2011 abanderando por primera vez las siglas de LÍDER, el partido conservador que fundó en 2009 tras abandonar UNE --al que debe su trayectoria política-- por alinearse con el Partido Patriota (PP).

   En tercer lugar se sitúa Torres, ex mujer del anterior presidente, Álvaro Colom, que incluso llegó a divorciarse para intentar burlar la cláusula constitucional que impide a los familiares directos del jefe de Estado aspirar a un mandato consecutivo.

   Aunque prácticamente aparece descartada en los sondeos, Torres podría ser clave de cara a la segunda vuelta del 25 de octubre, que es más que probable que se celebre porque ninguno de los aspirantes presidenciales acumula el 50 por ciento de las preferencias de voto.

   En un hipotético escenario con Baldizón y Morales enfrentándose en un balotaje, Torres pondría en marcha toda la maquinaria electoral de UNE --nada despreciable-- para catapultar al cómico hasta el palacio de Gobierno, cobrándose así la revancha política con LÍDER.

   En el caso de que fuera la ex primera dama quien tuviera que medir sus fuerzas con Morales en la segunda vuelta, Baldizón --apuntan los analistas políticos guatemaltecos-- también daría la victoria al candidato de FCN.

   Así las cosas, el triunfo electoral parece estar en manos de las alianzas que se fragüen al calor de la primera vuelta, donde también podrían ser determinantes los restantes partidos políticos a la hora de movilizar a sus bases.

El expresidente de Guatemala Otto Pérez Molina com

VIEJA POLÍTICA

   Pero los guatemaltecos revisarán este domingo no solo los cuatro años de Gobierno de Pérez Molina y las propuestas de la oposición, sino --y ante todo-- una forma de gestionar la 'res publica' que ha dinamitado la credibilidad en las instituciones.

   La tensión social en Guatemala se ha disparado en el último año por los continuos casos de corrupción que han aflorado salpicando a miembros del Gobierno y del Congreso y abarcando todo el espectro de colores políticos.

   La ciudadanía ha salido domingo tras domingo a las calles para gritar "basta" y organizaciones sociales convocaron una huelga general de tres días para cancelar las elecciones presidenciales al considerar que no se daban las condiciones mínimas para celebrarlas.

   El detonante de la crisis política ha sido 'La Línea', como se ha bautizado el caso en el que la Fiscalía y la CICIG --organismo adscrito a Naciones Unidas-- investigan una estructura criminal dedicada a cobrar sobornos en las aduanas para favorecer la importación de ciertos productos y evitar el pago de impuestos a otros.

   Las escuchas policiales revelaron que los cabecillas de esta trama eran un hombre y una mujer a quienes los interlocutores se referían como 'El Uno' y 'La Dos', entre otros muchos apodos, lo que recondujo las sospechas hacia Pérez Molina y su vicepresidenta, Roxana Baldetti.

   El jueves de madrugada, poco más de 24 horas después de que el Congreso le retirase la inmunidad, el mandatario anunció su dimisión para "dar la cara" por unas sospechas que siempre ha negado y tras las que has visto una persecución interesada de la Fiscalía.

   De esta forma, Peréz Molina pasó del despacho presidencial al banquillo de los acusados y tendrá que seguir en prisión provisional la jornada electoral, a la espera de que la próxima semana el juez pueda determinar su posible imputación por cohecho pasivo, fraude aduanero y asociación ilícita.

EL 'ANTIVOTO'

   'La Línea' ha sacudido por completo al Gobierno, pero también a la clase política guatemalteca, ya que el caso es visto como el símbolo de una lacra profundamente arraigada: la corrupción.

   El hartazgo de los guatemaltecos es una de las razones que explica la meteórica escalada de Morales en los sondeos, donde antes de 'La Línea' apenas aparecía con opciones y ahora podría ganar la batalla por la Presidencia.

   Morales se ha definido a sí mismo como el único candidato capaz de recuperar el "honor" de los guatemaltecos, mezclando el discurso anticorrupción con el argumentario nacionalista que ha caracterizado al FCN desde su nacimiento.

   "Guatemala ha recibido una agresión por parte de malos guatemaltecos (...) como los malos políticos que mienten, roban y matan. Son simples embusteros y ladrones que han hecho riqueza a costa del pueblo", dijo en un vídeo para justificar su candidatura presidencial.

   El país centroamericano se enfrenta, por tanto, a un cambio de ciclo que, sin embargo, podría quedarse en un mero cambio de caras, porque las propuestas de los candidatos apenas difieren en cuestiones clave para el futuro de Guatemala como la lucha contra las drogas, el crimen organizado y la pobreza.

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