Hermanos Musulmanes, de ganador de las primeras elecciones democráticas a organización terrorista

Mohamed Mursi habla ante la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2012
Foto: MIKE SEGAR / REUTERS
Actualizado: miércoles, 21 mayo 2014 10:50

La organización no participará en las presidenciales de la próxima semana

   MADRID, 21 May. (EUROPA PRESS) -

   "Somos hermanos al servicio del Islam; por lo tanto, somos Hermanos Musulmanes". Estas palabras pronunciadas en 1928 en la localidad egipcia de Ismailiya por el fundador de la organización, Hassan al Banna, supusieron el inicio de las actividades de un pequeño grupo inspirado por las teorías de pensadores reformistas musulmanes como Mohamed Abdu, Yamal al Afgani y Rashid Rida, que creció hasta convertirse en el principal partido político del país con su victoria en las elecciones celebradas tras la caída del régimen de Hosni Mubarak en 2011.

   Desde su origen, el grupo ha atravesado varias etapas en las que sus actividades han estado desde rechazadas pero permitidas, hasta prohibidas o legalizadas, llegando a la decisión tomada en 2013 de declararlo como una organización terrorista.

   Desde el derrocamiento en julio de 2013 del entonces presidente Mohamed Mursi --que apenas un año antes se convirtió en el primer presidente electo democráticamente de la historia del país-- los miembros de la formación hacen frente a una intensa persecución, detenciones, abusos y juicios sin garantías legales en los que son condenados a muerte en masa.

   Para Hermanos Musulmanes, que se define en sus bases como una organización pacífica, la situación es alarmante, pero no nueva.

LOS INICIOS

   El movimiento inició sus actividades en 1928 en Ismailiya con la apertura de una escuela de formación y la construcción de una mezquita, ejemplos de los pilares básicos de la ideología de la formación: educación y proselitismo.

   El grupo comenzó a expandirse con gran rapidez, y en 1932 ya contaba con quince secciones, incluyendo una en El Cairo. Apenas un año después inauguró una escuela destinada a las mujeres. Este rápido crecimiento llevó a Al Banna a abogar en 1937 por intentar alcanzar el poder a través de la política para alcanzar la reforma en nombre del iIslam.

   En esta época se aprovechó además de la muerte del rey Fuad I (1936) y la llegada al poder de Faruq I, quien contó con el respaldo del grupo, lo que provocó una escisión entre los que consideraban positivo colaborar con el poder y los que no. El trabajo del grupo se extendió entre 1939, teniendo uno de los principales focos en la defensa de la causa palestina.

TENSIÓN Y ASESINATO DE AL BANNA

Seguidores de Hermanos Musulmanes en prisión (Egipto)

   Sin embargo, la proyección llegó a su fin con la Segunda Guerra Mundial y la utilización del mensaje de la Cofradía por parte de la Alemania Nazi --junto a otros factores-- llevó a Reino Unido, que entonces ocupaba el país, a replantearse su percepción del grupo, tras lo que presionó al primer ministro Mustafá Nahhas Bajá para que Al Banna retirara su candidatura a las legislativas de 1941, lo que finalmente hizo.

   Será en esos años cuando se fundará el conocido como aparato clandestino de la formación, que servirá de ejemplo para múltiples grupos violentos que surgirían en los años posteriores.

   El aumento de su popularidad y los rumores de un posible golpe de Estado llevaron al primer ministro Mahmuk al Nukrashi Pasha a decretar en 1948 la disolución del grupo. En respuesta, la sección especial asesinó a Al Nukrasi y, pese a que Al Banna condenó la violencia, parecía claro que no controlaba el aparato clandestino.

   Poco después, el 12 de febrero de 1949, y tras una cita con el ministro Zaki Alí Basha --que ejercía como mediador del Gobierno-- a la que éste no acudió, Al Banna y su cuñado fueron tiroteados cuando abandonaban el lugar del fallido encuentro.

   En 1952, y tras meses de desórdenes tras la derogación del acuerdo anglo-egipcio de 1938, el grupo de los 'oficiales libres' dio un golpe de Estado que contó con el beneplácito de múltiples altos cargos de Hermanos Musulmanes.

LA REPRESIÓN CON NASSER

   A pesar de que existió una relevante cooperación entre Nasser y la organización, el escenario cambió en octubre de 1954 tras un atentado fallido contra el presidente, del que fue acusado un miembro de la Hermandad.

   A partir de entonces se inicia una etapa conocida como 'La gran prueba', durante la cual cerca de 2.000 miembros del grupo fueron detenidos y siete fueron condenados a muerte, lo que desató una oleada de protestas populares en países del mundo islámico. Pese a ello, la imagen de Nasser como líder panarabista estaba en ascenso y tras dos años de represión se impuso en unas elecciones marcadas por el fraude.

   Hermanos Musulmanes continuó sus actividades en clandestinidad, en una etapa marcada por el ascenso de la figura de Sayyid Qutb, con una postura más radicalizada que Al Banna. Fue entonces cuando la represión se recrudeció y fue detenido Qutb, quien fue ejecutado en 1966.

   En un momento de debilidad de la formación se produjo la fulminante derrota de varios ejércitos árabes ante Israel en 1967, lo que dio comienzo al declive del panarabismo y asentó las bases para el futuro resurgir de Hermanos Musulmanes.

   El giro llegaría con el acceso al poder de Anwar el Sadat en 1970, que dio un amplio margen de actividad al movimiento para neutralizar el auge del comunismo, si bien sus políticas duales con Israel provocaron su asesinato en 1981.

Imagen de Mursi

   Durante la etapa de Gobierno encabezada por Hosni Mubarak a partir de ese año, Hermanos Musulmanes continuó abogando por la celebración de elecciones limpias y mantuvo sus actividades en una ilegalidad borrosa. Pese a ello, sus miembros siguieron haciendo frente a persecuciones, detenciones y ejecuciones.

   Finalmente, en 2005 Hermanos Musulmanes se convirtió en el primer partido egipcio de oposición de la era moderna con su participación en las parlamentarias, donde sus miembros concurrieron como independientes.

REVOLUCIÓN Y LEGALIZACIÓN

   En 2011, la historia del grupo daría un cambio radical debido a la caída de Mubarak en medio de un levantamiento popular en su contra. Pese a que en un principio no participó en las manifestaciones, el grupo fue el principal beneficiado gracias a su legalización y a su victoria electoral en los primeros comicios libres en el país.

   Desde entonces, las organizaciones revolucionarias y varios partidos laicos criticaron duramente a la organización islamista. Las críticas fueron en aumento debido a lo que la oposición consideraba como una aquiescencia por parte de la formación con los elementos del antiguo Ejecutivo de Mubarak.

   Las tensiones aumentaron a raíz la victoria en las presidenciales de Mohamed Mursi y de sus medidas, que las fuerzas revolucionarias consideraban destinadas a beneficiar al grupo y a impedir un progreso real en las demandas mantenidas durante las protestas en el país.

EL GOLPE DE ESTADO

Manifestación en apoyo de la Hermandad

   El malestar entre los grupos revolucionarios siguió en aumento y derivó en una oleada de manifestaciones masivas que finalizó con un golpe de Estado encabezado por el entonces jefe del Ejército, Abdelfatá al Sisi, y justificado por la presión social.

   Las autoridades interinas iniciaron una nueva campaña de represión que se saldó con miles de miembros del grupo detenidos, entre ellos el expresidente y varios altos cargos de la Cofradía, entre los que destaca su guía supremo, Mohamed Badie.

   Desde entonces, cientos de miembros de la formación han sido condenados a pena de muerte en procesos que no cumplen los estándares internacionales y que han sido ampliamente condenados.

   Hermanos Musulmanes hace frente así a otra de las etapas más oscuras de su historia, en medio de una fuerte represión y excluidos de las próximas elecciones presidenciales, que se celebrarán el 26 y 27 de mayo y a las que concurren Al Sisi y el izquierdista Hamdin Sabbahi, quien ha dicho que también mantendrá la ilegalización del grupo.

   En un gesto nada halagüeño para la Hermandad, el propio Al Sisi ha dicho que se siente reflejado en Nasser y que le gustaría ser un presidente como él, lo que ha vuelto a traer los fantasmas de 'La gran prueba'.