BAGDAD 13 Jun. (EP/AP) -
El presidente del tribunal que juzga al ex presidente iraquí Sadam Husein, Rauf Abdel-Rahman, ordenó hoy cerrar al público la sesión, expulsó a los periodistas de la sala y puso fin a la retransmisión de la vista, después de acusar al abogado de uno de los testigos de la defensa, el medio hermano de Sadam Husein y ex asesor Sabawi Ibrahim al Hassan, de estar incitando a su testigo a hacer discursos políticos.
Hoy comparecieron de manera rápida y anónima una serie de testigos de la defensa, entre ellos tres antiguos guardaespaldas que estaban con Sadam Husein el día en que sufrió el intento de asesinato en la localidad de Dujail en julio de 1982. Este juicio pretende precisamente establecer la responsabilidad de Sadam y otros siete acusados en la matanza de 150 chiíes tras este intento de asesinato.
Los tres ex guardaespaldas testificaron de manera anónima, detrás de una cortina que impedía identificarles para evitar que sufran represalias. Los tres afirmaron que el día del intento de asesinato Sadam ordenó a sus guardias que dejaran de disparar a quienes les habían atacado. "Entiendo que en ese momento el presidente no quería que ni siquiera un animal sufriera daños", afirmó.
Otro de ellos aseguró que algunos residentes de Dujail se acercaron a Sadam después del ataque "llorando para disculparse". "Recuerdo que él les dijo: ellos (los atacantes) no os representan, vosotros sois gente buena".
Las tensiones en el polémico juicio han crecido aún más después de que el mes pasado el juez Abdel-Rahman pusiera fin a un intento de desacreditar todo el proceso. Concretamente, tres testigos de la defensa aseguraron que algunos de los 148 supuestamente asesinados en Dujail en venganza por el intento de asesinato siguen en realidad vivos.
Abdel-Rahman los detuvo a los tres, junto a un cuarto que afirmó que el fiscal jefe intentó sobornarle para que testificara contra Sadam. En la vista de ayer se leyeron confesiones, supuestamente de estos cuatro, en las que admitían haber cometido perjurio porque les habían ofrecido recompensas para testificar a favor de Sadam, o habían sido amenazados por sus partidarios.