BAGDAD 25 Oct. (EP/AP) -
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, aseguró hoy que su Gobierno está determinado a acabar con los ejércitos privados a los que se acusa de la violencia interconfesional que recorre el país, advirtiendo que "golpeará duro" contra cualquier grupo que desafíe la autoridad del Estado.
En una rueda de prensa emitida por la televisión nacional, Al Maliki hizo también un llamamiento a los países vecinos para que dejen de intervenir en los asuntos internos iraquíes, en una aparente referencia a Irán y Siria, a los que autoridades norteamericanas e iraquíes han acusado de ayudar a grupos armados suníes y chiíes.
El jefe del Ejecutivo iraquí acusó a combatientes extranjeros de grupos como Al Qaeda en Irak y a los leales al régimen del partido Baas, del ex dictador Sadam Husein, de encabezar la actual violencia que se lleva la vida de una media de al menos 40 iraquíes cada día.
"Me gustaría aclarar aquí que la raíz de la batalla que estamos luchando en Irak y la raíz del círculo sangriento que estamos sufriendo está en la presencia de organizaciones terroristas que han llegado al país", señaló Al Maliki.
El primer ministro ya había hecho compromisos similares con anterioridad. Sus palabras de hoy llegaron tras una rueda de prensa del embajador norteamericano en Irak, Zalmay Jalilzad, ayer en la que dijo que los líderes iraquíes habían llegado a un acuerdo para establecer un calendario con los objetivos políticos y de seguridad más importantes, incluyendo el fin de estos grupos.
Esta tarea había sido hasta ahora muy difícil para Al Maliki, dado que su frágil Gobierno, dirigido por chiíes, obtiene gran parte de su poder de partidos políticos chiíes que cuentan con poderosas milicias. "Golpearemos duro a cualquiera que desafíe la ley o transgreda la autoridad del Estado", según Al Maliki.