BAGDAD, 15 Oct. (EP/AP) -
Al menos 26 suníes han muerto a manos de presuntos milicianos chiíes en el norte de Bagdad, según informó el Ministerio de Interior hoy domingo.
Así, la cifra de muertos durante la violencia sectaria de este fin de semana se eleva a 43, tras este último brote en la ciudad de Balad, a 80 kilómetros al norte de Bagdad. Estos últimos asesinatos son aparentemente en respuesta a los cuerpos decapitados de 17 chiíes que aparecieron a las afueras de la ciudad el pasado viernes.
La reciente ola de violencia ha obligado a las autoridades a imponer el toque de queda en la ciudad y a pedir nuevos refuerzos, según informó el portavoz del Ministerio del Interior, el brigadier Abdul Karim Jalaf.
Los 17 chiíes fueron secuestrados, torturados y decapitados en venganza por ataques perpetrados contra árabes suníes durante la pasada semana, según la Policía. Los asesinatos podrían ser una venganza por el secuestro por parte de una milicia chií de tres suníes el pasado miércoles. Los tres fueron asesinados y sus cuerpos quemados.
Mientras, el Gobierno ha anunciado profundos cambios en los altos mandos policiales como medida complementaria para frenar la violencia sectaria que sacude al país. Según el Ministerio del Interior unos 3.000 funcionarios públicos acusados de corrupción o abusos contra los Derechos Humanos serán despedidos, explicó el portavoz ministerial.
La Policía, dominada principalmente por los chiíes, es acusada con frecuencia de estar infiltrada por las milicias sectarias implicadas en las masacres contra árabes suníes. Además, los críticos del primer ministro Nouri al Maliki denuncian su falta de diligencia en la lucha contra estas milicias, a menudo vinculadas con partidos que forman parte de su coalición de Gobierno.
El ministro del Interior, Jawad Bolani, fue elegido precisamente para el puesto por su total falta de vínculos con ningún grupo armado iraquí con la intención de facilitar su tarea y que sus decisiones fueran más fácilmente aceptadas, pero precisamente esta circunstancia le ha restado autoridad a la hora de aplicar cambios.
Jalaf, informó de la intención de llevar a cabo una profunda reforma para asegurar acciones de más calado para frenar la violencia. "Estamos trabajando en cambios en los cargos clave del Ministerio, tales como (los responsables de) las fuerzas especiales y las fuerzas de orden público, así como en algunas subsecretarías", explicó.
Jalaf afirmó que la mayoría de los 3.000 funcionarios que han sido destituidos desde mayo, fecha en la que tomó posesión el nuevo ministro, eran sospechosos de corrupción o de violaciones de los Derechos Humanos, pero no quiso concretar si tenían alguna relación con las actividades de las milicias. De ellos, unos 600 tendrán que afrontar cargos en los tribunales, puntualizó.
Este mismo mes una brigada entera de unos 700 policías fue suspendida del servicio encerrada en barracones por ser presuntamente simpatizantes de las milicias. El comandante de uno de los batallones de la brigada está acusado por la vía penal y otros miembros de la misa están siendo investigados.
Los miembros de esta brigada podrían haber permitido a las milicias chiíes perpetrar el secuestro de 24 personas en una fábrica de comida en Bagdad. Al menos siete de ellos han sido hallados muertos desde entonces.