BAGDAD, 22 Mar. (EP/AP) -
Unas transcripciones de las reuniones entre Sadam Husein y sus asesores en la década de los 90 detallan cómo el entonces líder iraquí desmentía que su pais albergara armas de destrucción masiva, según se ha dado a conocer hoy miércoles.
Exasperados y asediados por la presión mundial, Husein y sus principales asesores buscaban formas en la década de 1990 de demostrar que habían abandonado sus objetivos de poseer armas prohibidas.
"¡No tenemos nada oculto!", exclamó el frustrado presidente iraquí durante una reunión, según muestran transcripciones de la misma.
Los documentos recién difundidos se encuentran entre las traducciones realizadas por el Gobierno de Estados Unidos de cintas de audio o transcripciones en lengua árabe de reuniones de funcionarios iraquíes de alto nivel, las cuales se remontan desde 1996-97 y hasta el período poco después de la Guerra del Golfo Pérsico en 1991, cuando el Consejo de Seguridad de la ONU envió inspectores para desarmar a Irak.
En otra, en 1996, Saddam se preguntaba si los inspectores de las Naciones Unidas "recorrerían Irak durante 50 años" en una búsqueda sin sentido de armas de destrucción masiva. "¿Cuándo va a concluir esto?", preguntó.
En el 2004, expertos estadounidenses, después de una investigación exhaustiva, confirmaron lo que decían los hombres en esas reuniones: Que Irak había eliminado sus armas de destrucción masiva mucho tiempo atrás.
Ese hallazgo desacreditó el argumento principal del gobierno del presidente estadounidense George W. Bush para invadir esa nación en el 2003: localizar armas de destrucción masiva.
Incluso mientras los documentos dejan claro que el régimen de Sadam había renunciado a la posesión de armas prohibidas, también atestiguan su continua reserva: un documento de 1997 de la inteligencia iraquí instruía a las agencias mantener los archivos confidenciales fuera del alcance de los equipos de la ONU, y retirar "cualquier equipo prohibido".
Como actualmente se reconoce que para entonces los iraquíes habían concluido los programas de armamento, la orden podría haber buscado asegurar piezas de equipo que pudieran estar desperdigadas, y conservar algunos secretos del trabajo de Irak en la década de 1980 sobre armas químicas, biológicas y atómicas.
El círculo de colaboradores cercanos a Sadam tenía la idea de reanudar esos programas algún día, según muestran los documentos recién difundidos. "Las fábricas permanecerán en nuestros cerebros", dijo a Sadam un participante no identificado durante una reunión, aparentemente a principios de la década de 1990.