ROMA, 2 May. (de la corresponsal de EUROPA PRESS C. Giles) -
Los funerales de los tres militares italianos que murieron el jueves pasado en un atentado en la ciudad de Nasiriya, en el sur de Irak, se celebraron hoy ante miles de personas que llenaban la Iglesia de Santa María de Los Angeles en Roma y que se agolpaban en los aledaños de la Basílica.
En la misa participaron el presidente del Gobierno saliente, Silvio Berlusconi, el ganador de las pasadas elecciones, Romano Prodi, el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, los presidentes del Senado, Franco Marini, y de la Cámara de los Diputados, Fausto Bertinotti, y una amplia delegación del mundo político.
Italia quedó de nuevo conmocionada por la muerte de los tres jóvenes italianos y del miembro de la policía militar rumana que murieron cuando estalló un bomba al paso del convoy en el que viajaban en una de las carreteras de Nasiriya por donde pasaban normalmente.
El arzobispo ordinario militar, Angelo Bagnasco, celebró hoy los funerales de los tres militares italianos, el capitán del Ejercito Nicola Ciardelli y de los carabineros Franco Lattanzio y Carlo De Trizio. En su homilía, pidió que "su sacrifico no sea en vano y que contribuya lentamente pero inexorablemente a la construcción de una humanidad mejor" y añadió que las vidas de los militares se "apagaron en un momento de total desprecio de la vida humana".
Los funerales se abrieron con un mensaje enviado por el Papa Benedicto XVI donde el Pontífice expresó su "firme reprobación por un nuevo acto de violencia" que representa "un ulterior obstáculo en el camino de la concordia y de la recuperación en ese atormentado país". Asimismo, transmitió su "cercanía espiritual" a los familiares de las víctimas e invocó una especial bendición apostólica sobre los militares y civiles que continúan trabajando en Irak "con empeño y con el arduo deber al servicio de un pueblo tan castigado".
