ROMA 27 Nov. (De la corresponsal de EUROPA PRESS, G. Moreno) -
La Policía italiana detuvo esta noche a Filippo Pappalardi, de 41 años, acusado de secuestrar, matar y ocultar el cadáver de sus dos hijos, Francesco y Salvatore, de 13 y 11 años, que desaparecieron el 5 de junio de 2006 y cuyos cadáveres no han sido hallados todavía.
Según informó la prensa italiana, los investigadores sospechan que Pappalardi se habría enfadado con sus hijos por llegar tarde a casa al haberse entretenido demasiado tiempo jugando por las calles de Gravina di Puglia (sur de Italia), la localidad donde residían con su padre y la pareja de éste.
De hecho, desde hacía algunas semanas, el padre les había castigado con no salir de casa por el mismo motivo. Sin embargo, el 5 de junio obtuvieron la autorización de su madrastra para salir a jugar un rato, pero sin contar con el permiso de su padre, que entró en cólera al volver a casa y no encontrarlos.
Pappalardi salió a buscar a los niños y los encontró jugando con pistolas de agua con algunos amigos en una céntrica plaza de la ciudad, según el testimonio de uno de los compañeros de juego. Ésta fue la última vez que se vio con vida a los dos pequeños.
Tras más de un año de investigaciones, la Policía ha decidido finalmente arrestar al padre, quien, mientras lo detenían, se declaró inocente y aseguró que sus hijos están vivos, según informaron los medios locales.
Hoy mismo, el procurador de la República ante el tribunal de Bari, Emilio Marzano, declaró a los periodistas durante una conferencia de prensa que, según las conclusiones de los investigadores, los niños murieron "a manos de su padre".
En cuanto a las pruebas e indicios de la investigación, puntualizó que el acusado "sabía ser violento" y que justo esa noche "quería dar una lección" a sus hijos, a los que "ya no soportaba".