TOKIO, 13 Mar. (Reuters/EP) -
Japón ha decidido por primera vez en años que no presentará a Naciones Unidas una resolución conjunta que condene los abusos a los Derechos Humanos cometidos por Corea del Norte, debido entre otras cosas a los resultados de la cumbre celebrada entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong Un.
"La decisión se ha tomado teniendo en cuenta varios factores de manera integral, como los resultados de la reunión entre Estados Unidos y Corea del Norte y la situación del asunto japonés de los secuestros", ha indicado el portavoz del Gobierno nipón, Yoshihide Suga.
Japón y la Unión Europea han presentado todos los años desde 2008 una moción para condenar el historial de abusos de Derechos Humanos cometidos por Corea del Norte a Naciones Unidas. Corea del Norte ha rechazado en reiteradas ocasiones las acusaciones.
Trump y Kim celebraron su segunda cumbre en febrero para hablar sobre las demandas estadounidenses de que Corea del Norte desmantele su programa nuclear a cambio de garantías de seguridad y el levantamiento de sanciones. Las conversaciones finalizaron antes de lo esperado y sin acuerdo.
Japón, un gran aliado de Estados Unidos, vigila con cautela el diálogo entre Estados Unidos y Corea del Norte en medio de la preocupación de que un acuerdo entre ambos países pueda llevar a una reducción de los compromisos de Estados Unidos en el este de Asia.
A Japón también le preocupa que su problema sobre el destino de los ciudadanos secuestrados por agentes norcoreanos forme parte de los asuntos nucleares y de misiles en las conversaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte.
El primer ministro nipón, Shinzo Abe, había planteado el asunto de los ciudadanos japoneses secuestrados en su cumbre con Kim. Abe dijo que Japón se compromete con la normalización de las relaciones diplomáticas con Corea del Norte, pero varios problemas, como el secuestro de ciudadanos por parte de Corea del Norte, deben resolverse primero.
Corea del Norte admitió en 2002 que había secuestrado a 13 japoneses en los años 70 y 80 para entrenarles como espías y cinco de ellos volvieron a Japón, que sospecha que cientos más podrían haber sido secuestrados.
