NAIROBI, 24 Mar. (Reuters/EP) -
La sociedad civil keniana ha dedicado esta semana a pedir al Gobierno del país una acción urgente para ayudar a las comunidades marcadas por la hambruna que afecta ya a más de un millón de personas, como consecuencia de la devastadora sequía de los últimos meses, a la espera del inicio de la temporada larga de lluvias.
Aunque todo indica que las próximas precipitaciones estabilizarán la situación, activistas, periodistas y más ciudadanos -- en una campaña bajo el hashtag #WeCannotIgnore ("No podemos ignorarlo") -- han compartido imágenes de niños sedientos o gente mayor en el reseco condado de Turkana, escenario que se ha convertido en el símbolo de esta crisis, para la que piden un esfuerzo inmediato.
Sus habitantes, que comparten con la región el nombre de su etnia, conforman la segunda comunidad de pastores más grande de Kenia después de los masais.
"Si el hambre no les mata primero, quizás había que impedir que los turkanas dejaran de romperse la espalda currando en sus gimnasios con aire acondicionado", ironizó el reportero Linous Kaikai, en un mensaje en Twitter acompañado de un anciano turkana sentado en una cabaña de barro.
La presentadora de deportes Carol Radur ha querido destacar, por su parte, la mala distribución de los impuestos. "Cada vez que veo lo que el Gobierno me sustrae de mi salario y del resto de otros kenianos, me doy cuenta de que es más que suficiente para dar de comer a esta gente. Basta de desperdiciar mi dinero y empezad a usar mis impuestos correctamente", escribió en Twitter.
Kenia padece sequías puntuales cada pocos años y las autoridades todavía no han conseguido dar con la clave para aliviar la carga sobre la población, en especial los pastores de las tierras más áridas. El número de personas que necesitan comida ha subido un 70 por ciento desde el pasado mes de agosto por la escasez de agua en octubre y noviembre, hasta llegar a 1,1 millones de necesitados.
Además, en el norte del país, en regiones como Garissa o la ya mencionada Turkana, las pobres cosechas derivadas de la falta de lluvias han causado otro fenómeno habitual: los conflictos entre comunidades de pastores. De momento no ha habido muertos confirmados por estas escaramuzas durante esta temporada. Si no llueve como se espera en los próximos meses, la tensión podría empeorar.
DESASTRE
El Gobierno keniano declaró en 2017 la situación de catástrofe nacional por la sequía. Ese año, el número de necesitados se disparó hasta los casi tres millones de personas. En 2019, la situación es, según las autoridades para la Gestión de la Sequía, "estable dentro de la gravedad", a la espera de que comience en unas semanas la principal estación de lluvias.
"La situación de seguridad alimentaria se ha deteriorado en las zonas marginales por el pésimo rendimiento de la temporada corta de lluvias, pero podría haber sido peor. Hay que recordar que las lluvias prolongadas de 2018 condujeron a una regeneración sustancial de los pastos y a una mayor producción de cultivos, y en consecuencia mejoraron la seguridad alimentaria y nutricional", según un informe de las autoridades.
Además, el vicepresidente de Kenia, William Ruto, anunció el lunes que el Gobierno ha asignado unos 20 millones de euros para responder a la sequía y que garantizarán una distribución adecuada de los alimentos, la ayuda para salvar vidas en las poblaciones necesitadas, el transporte de agua y complementarán las intervenciones 'en el frente' de los gobiernos locales en los condados", ha explicado.