BEIRUT 24 Nov. (EP/AP) -
Líderes de la clase empresarial libanesa se adhirieron hoy a los actos de rechazo en Líbano mediante una huelga de dos días de duración, que pretende ser una medida de presión contra la violencia que sufre el país y la nula reacción gubernamental mientras la crisis política se intensifica tras el asesinato del ex ministro de Industria y líder cristiano Pierre Gemayel.
Después de que se celebrara ayer una reunión de la comunidad de empresarios de Líbano coincidente con las demostraciones de protesta popular y el funeral del fallecido ministro de Industria, propietarios de fábricas, bancos y demás instituciones financieras han decidido cerrar hoy sus entidades en muestra de rechazo.
Aunque muchos pequeños negocios permanecían abiertos hoy, numerosas escuelas mantenían sus puertas cerradas y el tráfico en Beirut era mucho menos fluido de lo que viene siendo habitual.
La huelga es una forma de "elevar la voz contra el asesinato", según reza un documento hecho público por los líderes empresariales. Los empresarios hacen un llamamiento al Gobierno y a la oposición para acabar con el punto muerto en el que se encuentra la situación política libanesa. Asimismo instan al Consejo de ministros y al Parlamento a "tomar decisiones de carácter nacional, que entablen el diálogo y acaben con las amenazas de realizar protestas callejeras".
Cientos de políticos y libaneses dieron sus condolencias hoy a la familia Gemayel en su residencia de Bikfaya, al noreste de Beirut. El asesinato viene acompañado de un incremento de las tensiones políticas que atenazan el país y que amenazan con sumir a Líbano en el caos. Mientras, otros políticos, incluido Amin Gemayel, padre del ministro asesinado el martes, apelaron a la calma y la moderación.
Coincidiendo con la atmósfera de miedo consecuencia del magnicidio, algunos ministros se han transladado al centro de las oficinas del primer ministro para vivir y trabajar allí. Sin embargo, está por determinar cuántos ministros han tomado dicha decisión.
El asesinato no ha hecho más que intensificar una crisis política ya existente que enfrenta a las facciones prosirias y antisirias en el poder. Estas tensiones condujeron a la dimisión de seis ministros del Gobierno de Fuad Siniora hace dos semanas.