MADRID 12 Abr. (EUROPA PRESS) -
Al menos una persona ha fallecido este jueves en un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y un grupo de manifestantes presuntamente pertenecientes a la corriente salafista del Islam tras un asalto contra una comisaría en la localidad tunecina de Hergla.
El asalto ha sido lanzado tras la detención durante la jornada de un presunto salafista por atacar a varios vendedores de alcohol y se ha saldado con varios heridos, según ha informado la emisora tunecina Mosaique FM.
En base a estas informaciones, las fuerzas de seguridad han lanzado gases lacrimógenos y han disparado al aire para disparar a los asaltantes. Sin embargo, la agencia británica Reuters ha indicado que la Policía ha abierto fuego directo contra los asaltantes, citando a fuentes de seguridad y testigos.
"La Policía ha disparado contra un grupo de salafistas que ha atacado una comisaría en Hergla e intentado incendiarla, matando a una persona e hiriendo a varias más", ha dicho esta fuente de seguridad.
Varias páginas web salafistas han publicado una fotografía de un joven y han asegurado que ha muerto a causa del impacto de una bala en el pecho. Fuentes médicas del hospital de Suse no han declinado hacer comentarios.
Hergla está ubicada unos 100 kilómetros al su de la capital, Túnez, y cerca de los centros turísticos de Hamamet y Suse. En los últimos meses, grupos salafistas han atacado a proveedores de alcohol en varias localidades del país, lo que ha provocado que sus opositores les hayan acusado de formar una Policía religiosa paralela a las fuerzas de seguridad.
El miércoles, varios miembros de un grupo salafista irrumpieron en un colegio de Túnez y atacaron a su director, Abdelwahed Sentati, después de que éste hubiese impedido la entrada a una adolescente por llevar niqab, un velo que cubre el rostro y deja visible únicamente los ojos.
IMPULSO ISLAMISTA
Desde la caída del Gobierno del expresidente tunecino Zine el Abidine Ben Alí, a principios de 2011, se ha producido un resurgimiento de los movimientos islamistas de corte radical en el país, que abogan por una interpretación estricta de la 'sharia' (ley islámica) y que han azuzado y protagonizado ataques contra personalidades laicas e izquierdistas del país, así como contra edificios y símbolos de otras religiones.
Estas tensiones entre salafistas y laicos han ido en aumento en Túnez desde que el partido islamista moderado Ennahda ganara las elecciones en 2011. La formación acordó un Gobierno de coalición con dos partidos no religiosos y prometió no prohibir el alcohol, no imponer el uso de velo ni utilizar la 'sharia' como base de la legislación tunecina.
Durante el año pasado, algunos grupos salafistas impidieron varios conciertos y obras de teatro en distintas ciudades de Túnez, alegando que dichos eventos violaban los principios islámicos. Los salafistas también saquearon la Embajada de Estados Unidos el pasado mes de septiembre tras la difusión de un vídeo sobre el profeta Mahoma, unas imágenes que provocaron graves altercados en todo el mundo musulmán.
Además, el temor por el auge del terrorismo islamista ha aumentado entre la población tunecina desde que el pasado 6 de febrero fuera asesinado en la puerta de su casa el político Chokri Belaid, líder del Movimiento Patriótico Democrático Unificado, fuerza marxista y panárabe que forma parte del Frente Popular.
Las autoridades han detenido a cuatro milicianos salafistas como responsables del asesinato aunque mantienen que el principal responsable del crimen ha huido.
Belaid había encabezado en los últimos meses una campaña de denuncias contra la presunta complicidad de Ennahda y las Ligas de Defensa de la Revolución, que algunos opositores describen como el brazo armado del movimiento islamista.
Días antes de su asesinato, proporcionó una lista de presuntos miembros de Ennahda involucrados en el ataque contra un acto del Frente Popular en la localidad de Le Kef. Asimismo, acusó al Ejecutivo tunecino de connivencia con los episodios de violencia política en el país.