El equipo solicita garantías de seguridad y que se definan sus competencias para investigar a ambos bandos
LA HAYA, 12 Abr. (Reuters/EP) -
El equipo de expertos de Naciones Unidas que investigará el presunto uso de armas químicas en Siria permanece todavía en Chipre a la espera de recibir el permiso para iniciar su peligrosa misión, que depende de las negociaciones en curso sobre las competencias que tendrá el equipo y sobre las garantías de seguridad que recibirá a su llegada al país.
Los 15 investigadores responden a una solicitud inicial del régimen de Damasco para estudiar un supuesto ataque químico rebelde en la localidad de Alepo. Sin embargo, Naciones Unidas ha decidido que su misión también investigará otros presuntos ataques biológicos perpetrados por el Ejército sirio, lo que ha provocado que aliados de Damasco, como Rusia, hayan criticado duramente la naturaleza de la misión.
En el centro de atención se encuentra el líder de la misión, el científico sueco Ake Sellstrom, responsable en su día del desmantelamiento del programa de armas químicas de Irak en los años 90, durante la guerra del Golfo.
En palabras del antiguo jefe de Sellstrom en el país árabe, Rolf Ekeus, el líder de la misión es un hombre "compentente y honesto". Además "no es un político ni un diplomático, sino un científico". Sobre la experiencia en combate de Sellstrom, Ekeus destacó que "ha estado en Irak durante tiempos difíciles, así que sabe como luchar cuando las cosas se ponen cuesta arriba".
Sin embargo, esta opinión no es compartida por expertos como Robert Kelley, jefe de la misión de la Agencia Internacional de la Energía Atómica de Naciones Unidas durante la guerra del Golfo. "Cualquier occidental que se preste voluntario tiene que entender que se va a enfrentar a una misión suicida, porque la situación es demasiado inestable", aseveró.
"Yo no me presentaría voluntario", declaró Keeley, quien destacó que la misión se expone a un alto grado de manipulación política. "Sus motivos están basados en rumores, hay una pequeña probabilidad de éxito técnico y pueden ser empleados por los propagandistas de cualquier bando por cualquier motivo que se nos ocurra", lamentó.
LA MISIÓN
Cuando llegue a Siria, el equipo de Sellstrom se encargará de analizar muestras de suelo, aire y agua --e incluso sangre-- gracias al material proporcionado por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), con sede en La Haya.
La OPAQ proporcionará tanto material como científicos procedentes de países nórdicos, Latinoamérica o Asia, con la condición de que ninguno de ellos podrá pertenecer a alguno de los cinco países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (Rusia, Reino Unido, Estados Unidos, Francia y China), para evitar cualquier acusación de partidismo.
El régimen de Al Assad ha informado por carta al equipo de que han preservado seis cadáveres presuntamente afectados por el uso de armas químicas por parte de los rebeldes. El régimen teme que cualquier conclusión que alcance el equipo sirva como excusa para una invasión internacional, como ya sucediera en Irak en 2003. Por ello, Damasco ha pedido al equipo que les proporcione muestras adicionales para que puedan contrastar resultados.
Por su parte, rebeldes y notables locales contrarios al régimen de Al Assad aseguran que cuentan con los testimonios de 32 personas que manifiestan secuelas del uso de armas químicas por parte del Ejército sirio.
Sin embargo, es probable que el Gobierno sirio no permita el acceso a la ciudad de Douma, cerca de Damasco, donde el régimen mantiene los cadáveres de los afectados por el supuesto ataque químico rebelde. "Dado que el Gobierno se resiste al acceso, la situación para Sellstrom es complicada", declaró Ekeus. "Lo ideal sería que comenzaran con una sola investigación y expandieran su mandato a partir de ahí. Si no consiguen eso, lo mejor es no ir en absoluto", concluyó.
OPOSICIÓN DE RUSIA
La semana pasada, el Gobierno ruso estimó que "poderes externos" están obstaculizando la investigación que Naciones Unidas desarrolla actualmente sobre el presunto uso de armas químicas.
Esta acusación tiene lugar después de que el Ministerio de Exteriores ruso denunciara que "miembros occidentales" del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, Francia, Reino Unido) presionaron al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, para que su investigación hiciera especial hincapié en el presunto uso de armas químicas por parte del régimen sirio, aliado de Moscú.
"No podemos sino llegar a la conclusión de que la Secretaría General de Naciones Unidas ha adoptado una postura inconsistente y anticonstructiva bajo la presión de ciertos estados, que básicamente está interrumpiendo la investigación de informes particulares sobre el posible uso de armas químicas en Siria, del pasado 19 de marzo, que a estas alturas ya deberían haber sido verificados", indica la nota.
Moscú se refiere concretamente a un ataque rebelde perpetrado con misiles químicos el pasado 19 de marzo en la ciudad de Alepo, y en el que murieron 25 personas y más de un centenar resultaron heridas. Los rebeldes niegan las acusaciones y responsabilizan en su lugar al Gobierno sirio de lanzar un misil Scud con un arma biológica.
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, anunció dos días después la apertura de una "investigación independiente" sobre el presunto ataque. Después, según la versión del Gobierno ruso y "bajo presión de miembros occidentales del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas", el secretario dio un "paso injustificado" al ampliar la investigación a otros supuestos ataques con armas químicas supuestamente perpetrados por orden del presidente sirio, Bashar al Assad.
Partiendo de esta base, el Ministerio de Exteriores ruso criticó el comportamiento de la ONU como "inaceptable e intolerable" y pidió a la organización que actúe bajo los principios que dicta la "imparcialidad".
Para el portavoz del ministerio, Alexander Lukashevich, la aproximación del secretario Ban a la investigación fue "contraproducente", ya que Moscú dice no contar con información sobre otros supuestos ataques químicos además del que podría haber ocurrido en Alepo.