Los niños desplazados en Irak viven con miedo y necesitan volver a la normalidad

Niño iraquí en el campo para desplazados de Jamea, Irak
Foto: UNICEF IRAK/KHUZAIE
   
Actualizado: miércoles, 13 mayo 2015 9:28

MADRID, 13 May. (Por Chris Niles, especialista en comunicación de emergencia de UNICEF Irak) -

   "Me partió el corazón", confiesa William Kollie. "Estos niños están tan asustados", añade. El responsable en funciones de protección del menor en UNICEF Irak tuvo una excepcional experiencia la semana pasada cuando se aliviaron las restricciones de seguridad en Bagdad, lo que le permitió visitar a algunas de las decenas de miles de familias desplazadas por la violencia en Ramadi y Faluya.

   "Por primera vez, pude ver y hablar con niños en estas comunidades y entender en sus propias palabras sus necesidades y temores", explica.

   Este padre de cinco hijos visitó dos campos en Khadra y Jamea y quedó conmocionado por lo que se encontró. "Los niños tienen mucho miedo por la situación en la que se encuentran", indica. "Tienen miedo de abandonar los campamentos. Hace calor. No tienen ningún sitio en el que jugar y nada con lo que jugar. Echan de menos a sus amigos. Necesitan un entorno normal a su alrededor", subraya.

   Los campamentos tienen unas dos semanas y cuentan con una infraestructura y servicios mínimos. Sin embargo, UNICEF ha trabajado para suministrar lo más básico, incluida agua y saneamiento, con fondos de Arabia Saudí."Estoy muy orgulloso de lo que hemos sido capaces de hacer en tan corto espacio de tiempo", confiesa Kollie.

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SOLIDARIDAD DE LOS RESIDENTES DE LA ZONA

   Muchos de los desplazados están recibiendo ayuda de pesonas que viven en los alrededores de los campamentos. El día que Kollie visitó Jaemeaa, un residente local aportó, en conmemoración de la muerte de su padre, alimentos para todo el campamento. Los residentes locales han abierto sus casas a las mujeres que necesitan cambiarse de ropa o bañarse en privado. La gente de las comunidades locales también suministra agua a los campamentos.

   "No tuvimos que pedir agua. Los niños locales nos la trajeron hasta que tuvimos que decir que no necesitábamos más", explica Kollie. "Esto demuestra lo generosos que son, incluso aunque se hayan visto desplazados", añade.

   Aunque las necesidades básicas de material se están cubriendo, el trabajo de Kollie es garantizar que las vidas de los niños pueden volver a la normalidad lo antes posible.

   "La escuela es uno de los lugares más seguros para los niños en un conflicto. No solo les proteje, les da un sentido vital de normalida", afirma Kollie.

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   Sin embargo, muchos padres en los campamentos tienen miedo de enviar a sus hijos a las escuelas cercanas por los riesgos de seguridad. Y aquellos niños que ya estaban previamente fuera de la escuela no pueden volver hasta que el curso escolar comiencen en septiembre.

   UNICEF apoya los espacios amigos para la infancia y las escuelas temporales ayudan a mantener un sentido de rutina y a permanecer dentro de su comunidad, algo que es importante para su propio bienestar.

PODER JUGAR

   Dar a los niños la oportunidad de hacer cosas normales como jugar, también es crucial en tiempos de crisis.

   "Existe una gran necesidad de juguetes y espacios para jugar", indica Kollie. "Durante nuestra visita un colega llevó unas pocas pequeñas bolas y pronto alrededor de 50 niños se agolparon para conseguirlas y, bueno, ser niños", relata.

   UNICEF está suministrando juguetes y kits psicosociales a estos campamentos para ayudar a los niños a que tengan y gocen de un sentido de normalidad.

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