Pies quietos: La visita del Papa calma temporalmente la tensión en República Centroafricana

Un niño busca diamantes en República Centroafricana
GORAN TOMASEVIC / REUTERS
Actualizado: domingo, 29 noviembre 2015 8:43

Expertos en seguridad temen un retorno a la violencia tras el fin de la visita de su Santidad

MADRID, 29 Nov. (por María José Agejas, responsable de medios de Oxfam en República Centroafricana) -

Como en el juego, se trata de no moverse mientras hay alguien mirando. Es lo que está ocurriendo estos días en la República Centroafricana. Una calma chicha, siempre relativa porque aquí la morgue no descansa ningún día, se siente en el país a pocos días de la llegada del Papa, una visita que ha sido anunciada por muchos como la más peligrosa de su Pontificado.

Los combates intercomunitarios cesan, pero la necesidad de la población persiste: uno de cada cinco centroafricanos está fuera de su hogar por la violencia. La mitad de la población (2,7 millones) no puede sobrevivir sin ayuda. El tejido social del país está desgarrado y las organizaciones humanitarias ven su trabajo perturbado o directamente interrumpido por la violencia.

Nadie quiere ser señalado como el culpable si algo llegara a pasar. Un experto en seguridad que prefiere no ser citado por su nombre, dice que la calma se debe a varios factores: refuerzo de las medidas de seguridad (el aeropuerto internacional permanecerá cerrado a cal y canto durante la visita), mediación entre los grupos armados seleka y antibalaka y diálogo entre líderes musulmanes y cristianos en PK5, que es el nombre del barrio más conflictivo de Bangui, la capital.

Así que pies quietos, armas quietas, ahora que el mundo, asombrosamente y por un breve espacio de tiempo, va a preguntarse qué pasa en este país, por qué Francia le ha pedido al Papa que no venga y le ha advertido que no podrá garantizar al cien por cien su seguridad.

LAS RAÍCES DEL CONFLICTO

La República Centroafricana es uno de esos países ricos llenos de pobres. Diamantes, maderas preciosas, uranio, oro... los recursos naturales son una maldición para el pueblo centroafricano. Causan injerencia externa, abuso de poder y golpes de estado.

Si sumamos a esto la desigualdad regional, que ha supuesto la marginación sistemática del noreste mayoritariamente musulmán, tenemos los ingredientes del conflicto que surgió en 2012 y que todavía hoy mantiene al 20 por ciento de la población fuera de sus casas.

La guerra resurgió a fines de septiembre, aunque no con la misma fuerza, y se teme que las elecciones, previstas en dos rondas para diciembre y enero, empeoren las cosas.

"Las medidas de seguridad puestas en marcha durante la visita del Papa", dice nuestro experto en seguridad, "van a mantenerse hasta las elecciones. Pero después volveremos a caer en la rutina". Explica que los perdedores "se sentirán frustrados, y eso les hará volver a tomar las armas".

Así que, de momento, lo que pueden hacer los centroafricanos es aprovechar la ventana que va a abrir el Papa para respirar un poco. Por ejemplo, el arzobispado de Bangui ha planificado que en su recorrido por la ciudad el Papa pase por los puntos de bloqueo que impiden a la gente salir de sus barrios para aprovisionarse o para trabajar. O para huir.

Para ilustrar, expongo el caso de uno de los trabajadores de Oxfam Intermón: vino una mañana a trabajar a la oficina, dejando a su familia en PK5, un barrio mayoritariamente musulmán. Durante su jornada laboral uno de los grupos armados estableció un bloqueo de la zona donde viven, y hasta hoy no ha podido reencontrarse con su mujer y sus hijos. Este hombre quiere aprovechar que el Papa va a pasar por allí para rescatar a su familia y llevarla a un sitio más seguro.

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