RIAD 22 Abr. (Reuters/EP) -
Una piloto militar enviada por el Gobierno de Eritrea a Arabia Saudí para recuperar un avión robado por dos de sus compañeros del Ejército eritreo, que volaron hasta territorio saudí para pedir asilo a las autoridades, también ha desertado, según han informado este lunes los medios saudíes.
La piloto, que ostenta el rango de capitán, ha declarado a las autoridades de la provincia de Jizan (en el sur de Arabia Saudí) que no tiene ninguna intención de volver a Eritrea, un Estado con un único partido político, sin ninguna libertad mediática y con más 10.000 prisioneros políticos.
El avión robado, que en principio iba a rescatar la piloto, permanece en territorio saudí desde el pasado mes de octubre, cuando aterrizaron los dos soldados eritreos para pedir asilo a las autoridades de Arabia Saudí, según ha informado el periódico saudí 'Arab News'. El diario también ha informado de que el padre de la capitán reside actualmente en Arabia Saudí.
"Ella llegó al reino hace dos semanas para recuperar el avión militar", ha declarado un portavoz del Gobierno de Jizan, Ali Za'le, según informa 'Arab News'. "Cuando alcanzó Jizan, nos expresó sus deseos de quedarse aquí, una petición que tendrá que ser estudiada por las autoridades", ha añadido. Los diplomáticos de la Embajada de Eritrea en Riad, por su parte, no han querido hacer ningún comentario al respecto.
EL SEGUNDO PAÍS DEL MUNDO CON MÁS SOLDADOS
Eritrea se ha convertido en un Estado cada vez más aislado desde que gobierna el presidente Isaias Afewerki, de 66 años, un antiguo líder guerrillero que condujo a su país a la independencia en 1993 después de treinta años de guerra con Etiopía.
Sin embargo, el creciente malestar económico que viven los eritreos, a pesar de las constantes inversiones en las minas de oro, está socavando las bases sociales del régimen de Afewerki, según han advertido fuentes diplomáticas, que han destacado el aumento de los problemas en el seno mismo del Ejército.
Eritrea es, después de Corea del Norte, el país del mundo con más soldados por habitante. En 2012, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, denunció que en el país se cometían numerosas torturas y ejecuciones extrajudiciales.