El plan de Bush para Irak podría suponer el primer enfrentamiento de la Casa Blanca con el nuevo Congreso demócrata

Europa Press Internacional
Actualizado: martes, 9 enero 2007 18:29

NUEVA YORK, 9 Ene. (EUROPA PRESS/Carlos López) -

El próximo anuncio de la estrategia del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, para Irak podría suponer el primer choque del Ejecutivo norteamericano con el nuevo Congreso demócrata si, como es previsible, se confirma la intención del líder republicano de incrementar el número de tropas destinadas al país árabe en 20.000 efectivos adicionales.

Tras dos meses de espera, Bush planteará mañana a la nación --en una declaración que será televisada a las nueve de la noche (hora del este de Estados Unido)--, la nueva estrategia para acabar con la espiral de violencia sectaria que sacude Irak y que ha dejado a las tropas norteamericanas, en la actualidad unas 140.000, incapacitadas para pacificar el país e iniciar una retirada.

Incrementar el número de tropas no sería especialmente bien recibido entre los senadores demócratas, mayoría en el Congreso desde que las elecciones legislativas del 7 de noviembre volcarán al electorado de su lado. Tras conocerse el pasado mes de diciembre las recomendaciones del panel de expertos, dirigido por el ex secretario de Estado James Baker, los demócratas ya anunciaron su oposición a un incremento de tropas.

Desde entonces, las opiniones han ido adaptándose a los cambios producidos en el terreno, tanto en Irak como en Estados Unidos, y si bien los demócratas siguen insistiendo en la necesidad de que Bush inicie la retirada del Ejército en un periodo máximo de seis meses, la posibilidad de incrementar temporalmente el número de tropas para garantizar la seguridad de sus efectivos no es del todo rechazada.

El líder de la mayoría demócrata en la Cámara Alta y senador por Nevada, Harry Reid, expresó en una carta la semana pasada, firmada junto a la portavoz demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, que el momento de aumentar las tropas ya había pasado y afirmó que haría todo lo que estuviera en su poder para acabar con la guerra, excepto el recorte presupuestario para las tropas ya desplegadas.

Las opciones demócratas oscilan entre la negativa radical del senador por Massachusetts, Edward Kennedy, que amenaza con presentar una propuesta para negar los fondos al presidente para un aumento de tropas, a la del nuevo presidente del Comité de Servicios Armados y senador por Michigan, Carl Levin, quien no cierra la puerta a un pacto en el incremento de efectivos si la Casa Blanca se compromete a iniciar la retirada en el plazo de seis meses propuesto.

El presidente de Estados Unidos cuenta con la prerrogativa de declarar la guerra y enviar tropas pero está en manos del Congreso la decisión de aportar los fondos necesarios ya que cuentan con el control presupuestario. Sin embargo, una decisión semejante en un momento de división en el país podría suponer ahondar en la crisis política estadounidense algo que republicanos, demócratas y Administración Bush se propusieron detener.

La opinión republicana continúa dando su apoyo al presidente y comandante en jefe, aunque de salir adelante la propuesta de Kennedy de votar el control presupuestario a Bush, obligaría a exponerles ante su propia opinión pública, y dada la reacción de la ciudadanía norteamericana a la guerra expresada en las urnas en noviembre, sería un riesgo para la próxima cita con las urnas.

En lo que coinciden ambos, demócratas y republicanos, es en que cualquier decisión que se tome para Irak debe suponer una transferencia de las responsabilidades a los líderes del país. Mantener o aumentar las tropas supondría alentar al país árabe a continuar como hasta ahora y no asumir el control de la seguridad en su propio territorio, según opinan republicanos como la senadora moderada por Maine, Olympia Snowe, que admite que incrementar las tropas podría en lugar de ser una solución incrementar la exposición estadounidense al riesgo.

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