Lilian Tintori, wife of jailed Venezuelan opposition leader Leopoldo Lopez, cele
CARLOS GARCIA RAWLINS / REUTE
Actualizado: lunes, 7 diciembre 2015 19:03


CARACAS, 7 Dic. (EDIZIONES) -

La Mesa de Unidad Democrática (MUD) consiguió el domingo una clara victoria electoral que le ha permitido arrebatar al 'chavismo' la mayoría parlamentaria, después de 16 años, pero aún queda por definir con cuántos diputados contará la oposición para desencadenar el ansiado "cambio".

El primer boletín del Consejo Nacional Electoral (CNE) ha atribuido a la MUD 99 de los 167 escaños que componen la Asamblea Nacional y 46 al gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), dejando 22 diputados por repartir.

La rectora del CNE Socorro Hernández ha confiado en poder anunciar este lunes los resultados definitivos de los comicios legislativos, explicando que la tardanza se debe a que hay algunos lugares en los que la votación ha sido manual.

La composición de la Asamblea Nacional será clave para determinar el poder que tendrá la MUD para llevar a cabo los "cambios" que ha prometido para zanjar la crisis económica y social que sufre la nación caribeña desde hace años.

MAYORÍA SIMPLE

Los 99 escaños que ha conseguido la disidencia venezolana sitúan a la MUD en la franja de la mayoría simple (entre 84 y 100 diputados), que le permitirá tomar el control del funcionamiento de la Asamblea Nacional.

Lo más importante es que con este número de diputados podrá aprobar leyes ordinarias, lo que incluye la anunciada Ley de Amnistía para sacar de la cárcel a los "presos políticos", entre ellos el líder opositor Leopoldo López.

Además, podrá destituir a la actual cúpula directiva del Parlamento y nombrar una propia. Ello supondría la salida inmediata de Diosdado Cabello de la Presidencia de la Asamblea Nacional, dejándole así sin la plataforma institucional que hasta ahora le ha permitido rivalizar en la sombra con Nicolás Maduro por el liderazgo del 'chavismo'.

También podrá ejercer un leve control institucional proponiendo un voto de censura contra vicepresidente y ministros e incluso un juicio político contra Maduro, pero para que estas iniciativas prosperen la MUD necesitará la complicidad del resto del Parlamento o del Tribunal Supremo, respectivamente.

MAYORÍA CALIFICADA

La mayoría calificada (entre 101 y 111 escaños) ampliaría las perspectivas de la oposición porque podría no solo proponer, sino además aprobar una moción de censura contra el vicepresidente y los ministros del Gobierno.

MAYORÍA DE DOS TERCIOS

El mejor escenario para la MUD es, sin duda, el de la mayoría de dos tercios. Con esta cifra mágica controlaría la aprobación de leyes ordinarias y orgánicas, así como tratados internacionales, y podría promover la remoción de magistrados.

CONSECUENCIAS PARA MADURO

El reparto de escaños en la Asamblea Nacional será determinante además para la comodidad --e incluso la continuidad-- de Maduro en el Gobierno porque la MUD podría impulsar desde enmiendas constitucionales hasta el temido refrendo revocatorio.

La mayoría simple da vía libre a la oposición para enmendar la Constitución, aunque no en lo fundamental. Para ello necesita inevitablemente los dos tercios con los que podría convocar una Asamblea Constituyente para rediseñar el Estado desde sus cimientos.

A medio plazo --2016, justo en el ecuador del mandato de Maduro-- se avista el refrendo revocatorio como una espada de Damocles que, para que caiga, requiere los dos tercios de la Asamblea Nacional y, eso sí, el filtro de la consulta popular.

Aunque el nuevo panorama legislativo permitiera a Maduro llegar a 2019, la MUD podría complicarle los próximos tres años porque la Ley Habilitante que le concede poderes especiales --casi absolutos-- expira el 31 de diciembre y, aunque el actual Congreso aprobara otra, la nueva Asamblea Nacional, que toma posesión el 5 de enero, podría tumbarla.

La Ley Habilitante ha sido el flotador que ha dado rienda suelta a Maduro para gobernar a su antojo --sin contar con el Parlamento ni ningún otro contrapeso-- desde que llegó al Palacio de Miraflores, tras la muerte de Chávez, el 5 de marzo de 2013.

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