El pueblo cubano también quiere y necesita ganar

Disidente cubano José Daniel Ferrer, líder de UNPACU
Foto: MARIANA BAZO / REUTERS 
Actualizado: sábado, 17 enero 2015 9:09

Las fuerzas prodemocráticas estamos obligadas a avanzar en la unidad de acción en la diversidad

   LA HABANA, 17 Ene. (Por José Daniel Ferrer, secretario ejecutivo de la Unión Patriótica de Cuba, UNPACU) -  

   El próximo 21 de enero tendrán lugar en La Habana conversaciones entre el Gobierno estadounidense y el régimen castrista. El tema principal es el migratorio -rondas semestrales vienen realizándose en los últimos años-, pero esta vez hay algo novedoso, se dará continuidad al proceso, secreto hasta el 17 de diciembre, que busca normalizar las relaciones entre ambos gobiernos y poner fin al embargo económico que Estados Unidos impuso al régimen comunista a principios de la década del 60 del siglo pasado.

   La delegación norteamericana estará encabezada por una funcionaria de alto nivel, la secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Hemisféricos, Roberta Jacobson. Después del histórico, muchos siguen con gran interés el desarrollo y los posibles resultados de estas conversaciones. Representantes de la disidencia interna pensamos expresarle a la Delegación de Estados Unidos nuestros puntos de vista personalmente.

   Según el escritor estadounidense Stephen R. Covey, uno de los siete hábitos de las personas altamente efectivas es "pensar en ganar/ganar" (win/win). Ganar/ganar, explica el autor, significa que los acuerdos o soluciones que se tomen resulten beneficiosos para todas las partes implicadas.

   Quienes hayan escuchado, o leído, el discurso del presidente norteamericano Barack Obama el pasado 17 de diciembre sobre las relaciones con Cuba y lo hayan analizado sin prejuicios, habrán notado que quien lo pronunció, si fue sincero en todo cuanto dijo, y pienso que no hay motivos para creer que no lo haya sido, tuvo muy en cuenta el principio ganar/ganar.

La Habana

   La decisión, y propuesta, de Obama, no solo busca resultados positivos para su nación, también ofrece al régimen castrista y a gobiernos latinoamericanos, ganar tanto moral como política y económicamente. Y lo más importante para quienes luchamos por la democratización de Cuba, no se olvida de que el pueblo cubano debe dejar de ser el mayor afectado, el principal perdedor, oprimido y explotado.

¿QUÉ GANARÍAN LOS ACTORES ANTES MENCIONADOS?

   Estados Unidos, entre otras cosas, ganaría un mercado muy cercano del que se encuentra ausente hace medio siglo, sus ciudadanos recuperarían un destino turístico que les fue prohibido, y se aseguraría de que disminuya el riesgo de una situación caótica en Cuba que dé lugar a un gran éxodo hacia sus costas.

   A Raúl Castro se le ofrece la última y gran oportunidad de pasar a la historia como el hombre que, aunque bastante tarde, terminó decidiéndose a desmontar un régimen opresivo e improductivo que muchísimo daño ha hecho, y no solo al pueblo cubano.

   Sin presiones externas, con gestos de buena voluntad de quien durante décadas consideraron su principal enemigo, bien puede echar a andar una profunda reforma económica y ratificar, y sobre todo respetar, los Pactos Internacionales de Derechos Humanos.

   Si Latinoamérica toma conciencia de su deber moral para con los cubanos y acompaña a la sociedad civil independiente en sus demandas de respeto a los Derechos Humanos y democracia en Cuba, ahora que el Gobierno estadounidense se mueve en la dirección en que los gobiernos del área han reclamado durante años, también ganaría mucho.

Marcha Damas de Blanco

   No es lo mismo tener de vecina y amiga a una nación oprimida y en la miseria, que a un país libre, justo y próspero. El hasta ahora mal ejemplo y pésimos consejos del régimen castrista han creado serios problemas económicos y en materia de derechos humanos en países de la región. Venezuela es la mejor muestra.

TRANSICIÓN SUAVE Y ORDENADA

   El pueblo cubano mucho ganaría, si los norteamericanos, al tener mayores contactos y presencia en nuestra patria, mantienen y profundizan su solidaridad y apoyo para con la sociedad civil independiente que lucha pacíficamente por la democracia, si Latinoamérica cumple con su deber moral -la Unión Europea, Canadá y el Vaticano, mucho pueden continuar aportando-, y si Raúl Castro en medio de estos nuevos escenarios decide dar pasos correctos como la antes mencionada ratificación, y respeto, de los Pactos Internacionales de Derechos Humanos. Una transición suave y ordenada es preferible a una violenta y caótica.

   Lo antes dicho sería lo ideal, pero hasta ahora no podemos confiar, en lo más mínimo, en que la cúpula gobernante en Cuba, haya al menos, comenzado a cambiar su proverbial mentalidad de que ellos deben ganar siempre a costa de los derechos y libertades fundamentales del pueblo. Su fórmula ha sido "ganar/perder". Ganan ellos, pierden los demás.

Bandera Cuba y EEUU en La Habana

   Mientras no demuestren con pasos concretos que están cambiando, no queda otra opción que continuar luchando pacífica pero firmemente. Por estos días en que han excarcelado algunas decenas de presos políticos incrementan las detenciones violentas, multas arbitrarias y otras formas de represión contra activistas pacíficos.

UNIDAD DE LAS FUERZAS PRODEMOCRÁTICAS

   Las fuerzas prodemocráticas estamos obligadas a avanzar en la unidad de acción en la diversidad y en el empoderamiento de los ciudadanos. Hay que esforzarse al máximo. Los demócratas cubanos debemos practicar, además del principio ganar/ganar -no todos lo practicamos-, otros hábitos que Stephen R. Covey atribuye a las personas altamente efectivas: la "sinergia", "primero comprender y después ser comprendido" y "primero lo primero".

Raúl Castro

   Por estos días hay quienes consumen más energías en criticar la decisión de Obama -tienen derecho a hacerlo-, que todas las que han empleado en años, en acciones concretas que fortalezcan la lucha por la libertad.

   Por suerte venimos avanzando, el Espacio Abierto de la Sociedad Civil Independiente es una clara muestra de ello y los Cuatro Puntos de Consenso -libertad incondicional de todos los presos políticos y fin de la represión, respeto a la Declaración Universal de Derechos Humanos y demás compromisos internacionales firmados por el Gobierno de Cuba, reconocimiento de la sociedad civil independiente, reforma constitucional y elecciones libres-, salidos de dicho foro, debemos convertirlos en un reclamo de toda la nación y presentarlos a los estadounidenses, a América Latina, Canadá, la Unión Europea y al Vaticano, como una válida herramienta a tener presente en sus conversaciones con el régimen comunista.