Hissène Habré en 2005
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Actualizado: jueves, 27 abril 2017 17:48

Habré se ha convertido en el primer reo de la justicia universal en África tras décadas de tranquilo exilio

MADRID, 27 Abr. (EUROPA PRESS) -

Las Cámaras Africanas Extraordinarias (CAE), un tribunal especial con sede en Senegal, han ratificado este jueves la condena a cadena perpetua por crímenes de guerra y lesa humanidad contra el ex dictador chadiano Hissene Habré (1982-1990), el primer reo de la justicia universal en África.

Según la agencia de noticias senegalesa APS, el órgano de apelación de las CAE ha confirmado el fallo dictado el 30 de mayo de 2016, recurrido por Habré, que no reconoce la jurisdicción de este tribunal especial creado por mandato de las principales organizaciones de la región.

La resolución judicial de este jueves pone fin a un proceso de 17 años impulsado por asociaciones de víctimas y de defensa de los Derechos Humanos para encerrar a Habré por los asesinatos, las torturas y las desapariciones forzadas durante sus ocho años de mandato.

"¡Hemos ganado!", han gritado las víctimas presentes cuando el juez Wafi Ougadeye ha dado a conocer el veredicto. "Nuestra paciencia se ha visto recompensada. Nunca más se permitirá a un dictador hacer cosas horribles y escapar de la Justicia", ha dicho Clement Abaifouta, una de las víctimas, en declaraciones recogidas por Reuters.

"El día de hoy pasará a la historia como el día en que un grupo de incansables supervivientes finalmente prevaleció sobre su dictador", ha destacado, por su parte, Reed Brody, abogado estadounidense que ha trabajado junto a las víctimas de Habré desde 1999.

Por su parte, el abogado de Habré, Francois Serres, ha insistido en que el juicio contra su cliente obedece a motivaciones políticas. "África no puede sentirse orgullosa de este juicio. Ha sido injusto desde el principio hasta el final", ha denunciado, de acuerdo con Reuters.

UNA LARGA ESPERA

Habré gobernó Chad entre 1982 y 1990, antes de ser derrocado por el actual presidente, Idris Déby, tras lo cual se exilió en Senegal, donde finalmente fue detenido hace cuatro años después de una larga batalla legal entre las víctimas de sus abusos y sus abogados.

Según la Comisión de la Verdad, bajo el mando de Habré unas 40.000 personas murieron, a lo que se suman persecuciones y torturas sistémicas por parte de las fuerzas de seguridad. La mayoría de las víctimas eran miembros de minorías étnicas: árabes, hadjerai y zaghawa.

El hecho de que Habré haya sido condenado por la vía de la jurisdicción universal obedece a la falta de garantías para que se celebrara un juicio justo en Chad, donde ya fue condenado a muerte 'in absentia' por su supuesta participación en la rebelión de 2008.

Habré vivió 23 años de tranquilo exilio en Senegal ante la constante negativa del Gobierno de Abdoulaye Wade a entregarlo a los tribunales de otros países, principalmente Bélgica, para que asumiera la responsabilidad por los crímenes cometidos.

Bélgica, cuyos tribunales tenían abiertas varias causas contra Habré, llevó a Senegal ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que en 2012 determinó que el país africano había incumplido la Convención contra la Tortura y urgió a juzgar a Habré "sin más dilación".

Con la llegada de Macky Sall a la Presidencia la postura de Senegal cambió radicalmente: decidió acatar el fallo de La Haya pero pidió ayuda a la comunidad internacional para financiar lo que vislumbraba como un macroproceso contra Habré que no podría sostener por sí solo.

UN TRIBUNAL 'AD HOC'

La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) y la Unión Africana (UA) atendieron la llamada de socorro de Senegal para crear "un procedimiento 'ad hoc' de carácter internacional" que cristalizó en las Cámaras Extraordinarias Africanas.

Este tribunal internacional comenzó su andadura el 8 de febrero de 2013 y cuenta con cuatro niveles: una sala de investigación y una de acusación --formadas por jueces senegaleses--, una de juicio y otra de apelación --integradas por dos jueces senegaleses y dos de otros miembros de la UA--.

Aunque las Cámaras Extraordinarias Africanas funcionan en base al Código Penal senegalés, ya que se enmarcan en la estructura judicial de Senegal --con jurisdicción sobre los llamados crímenes internacionales--, obedecen a su propio estatuto.

Este estatuto replica el contenido nuclear del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, que supone el marco universal de protección de los Derechos Humanos, y de la Carta Africana de Derechos Humanos, el sistema regional de referencia.

Habré rechazó la legitimidad de las Cámaras Extraordinarias Africanas para juzgarle --como ya hicieron Slobodan Milosevic, Radovan Karadzic y Charles Taylor--, lo que obligó a reforzar su defensa legal para evitar que el caso fuera tumbado por falta de garantías.

Los abogados del antiguo 'hombre fuerte' de Chad han basado su defensa en que la estrategia de seguridad de su Gobierno estaba dirigida contra insurgentes y uniformados, no contra la población civil, para frenar los planes de Muamar Gadafi de anexionar el país vecino a Libia.

¿ÚNICO ACUSADO?

Las Cámaras Extraordinarias Africanas, si bien nacieron para juzgar a Habré, tienen como mandato procesar a cualquier responsable, incluido un jefe de Estado en ejercicio, de los crímenes perpetrados durante la dictadura chadiana.

Ello podría incluir a Déby, jefe de las Fuerzas Armadas durante la ola represiva lanzada por el Gobierno de Habré en el conocido popularmente como Septiembre Negro de 1984 para someter al sur del país a las órdenes de Yamena.

Las víctimas también han presentado acusaciones contra otros agentes del Gobierno de Habré y las Cámaras Extraordinarias Africanas solo han admitido las imputaciones contra cinco de ellos --"los máximos responsables"--, aunque ninguno ha sido extraditado.

JUSTICIA AFRICANA

La conclusión de un proceso por crímenes internacionales en África a manos de un tribunal africano supone un hito, ya que hasta ahora todos los casos han sido juzgados por tribunales internacionales externos a la región, como los creados para Ruanda, Liberia y Sierra Leona.

Para Human Rights Watch (HRW) es la prueba de que, si bien la justicia universal ha sufrido una regresión notable en los últimos años, la lucha contra la impunidad encuentra un gran aliado en esta vía, a la que la UA ha instado a sumarse a sus países miembros.

Además, la jurisdicción universal representa una opción propia para un continente que se ha quejado amargamente de que el Tribunal Penal Internacional (TPI) solo ha dedicado su atención a los crímenes cometidos en África.

No obstante, el TPI no habría podido juzgar a Habré porque surgió en 2002 y los hechos por los que ha sido procesado ocurrieron entre 1982 y 1990. En cualquier caso, el TPI tiene un carácter subsidiario respecto a otras soluciones de justicia nacionales o regionales.

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