LONDRES, 2 Mar. (EP/AP) -
A pesar de que los tratados internacionales prohíben la tortura sin excepción, la esposa del primer ministro británico Tony Blair, Cherie Booth, afirmó ayer miércoles que los Gobiernos, en ocasiones, deberían emplear la información obtenida mediante tales métodos.
"En el mundo real, donde existe el terrorismo, existen pocos absolutos", afirmó Booth, abogada pro derechos humanos, en una conferencia en Chatham House, en Londres.
Dijo, además, que no debería existir "excepción alguna" en la prohibición de la tortura, y argumentó que las pruebas obtenidas a través de la violación del derecho a la integridad física deberían ser inadmisible delante de un tribunal, pero coincidió con la Cámara de los Lores en que los Gobiernos, a veces, deberían actuar conforme a dichas evidencias.
Booth solicitó que se discutiera el conflicto entre la lucha contra el terrorismo y la protección de los derechos humanos, y que ambas posturas deberían tener una mente abierta.
Afirmó además que los críticos de la lucha contra el terrorismo debían reconocer la "buena fe de aquellos que se centran en preservar el derecho a la vida", y que el Gobierno debería aceptar "una cultura de justificación que permitiría mantener un debate coherente".