LONDRES 12 Oct. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Marta Altuna) -
El Ministerio del Interior británico presentó hoy un informe en el que se señala que los presos que salieron de las cárceles y que fueron controlados con pulseras electrónicas cometieron más de 1.000 delitos, entre ellos asesinatos, homicidios y robos, desde que se implantó este sistema en 1999.
El secretario de Estado de Interior, Gerry Sutcliffe, consideró que debe haber un equilibrio entre el hecho de rehabilitar a los prisioneros y la seguridad de los ciudadanos. Por su parte, desde el partido conservador se indicó que este informe muestra "un preocupante desprecio a la seguridad de los ciudadanos".
Según este plan diseñado por el Gobierno, las personas que están en la cárcel pueden ser puestas en libertad cuatro meses y medio antes de que concluya su condena siempre y cuando lleven una pulsera electrónica.
SISTEMA BARATO
Los parlamentarios del Comité de Cuentas Públicas explicaron que este sistema es más barato que mantenerlos en prisión porque cuesta 70 libras esterlinas diarias menos por interno, unos 101,5 euros.
El presidente de este comité mostró su malestar porque considera que han sido cometidos demasiados delitos y que no se ha ofrecido la información adecuada sobre las actuaciones de estos internos a los responsables de prisiones que tomaron la decisión de ponerlos en libertad vigilada.
Uno de los casos más extremos es el de Danny Cann, un hombre natural del sur de Londres que mató a un hombre a golpes con un bate de beisbol, a los pocos días de haber salido de la cárcel donde cumplía una condena por robo.
El secretario de Estado del ministerio del Interior, Adam Sutcliffe, dijo que el número de personas que delinquen llevando una pulsera electrónica es el 4% del total. "La mayoría de la gente lo ve como un buen sistema par volver a la sociedad", dijo. "Estas personas tienen que ser castigadas, pero también tiene que haber rehabilitación", declaró el secretario de Estado.