LONDRES, 20 Abr. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Marta Altuna) -
El Ministerio del Interior británico anunció hoy nuevas medidas para tratar de que las personas que sean puestas en libertad después de haber cumplido su condena les sea más difícil delinquir. Para ello, el Gobierno quiere que se les imponga medidas de vigilancia ya que recientemente ha habido varios casos en los que criminales recién salidos de prisión cometieron de nuevo asesinatos.
En la actualidad, los condenados que van a prisión para un periodo superior a un año pueden ser puestos en libertad al haber cumplido la mitad de la condena y hasta que se cumpla una tercera parte de la condena están bajo supervisión. A partir de ese momento no están controlados, pero serán encarcelados de nuevo si cometen otra ofensa, aunque sea menor.
Estas nuevas normas anunciadas hoy por el ministro del Interior, Charles Clarke, en la Cámara de los Comunes, están diseñadas para ofrecer a los jueces más poderes para imponer condiciones a los delincuentes o criminales que se consideran que son de alto riesgo.
Así, se podría imponer a estas personas un toque de queda, prohibirles la entrada en determinados espacios e incluso limitar el alcohol que puedan beber. La violación de una de estas órdenes podría suponer un máximo de cinco años en la cárcel y en casos extremos podría imponerse una pena de cadena perpetua.
El ministro del Interior quiere imponer estas nuevas órdenes de manera retrospectiva para que afecten a las personas que se encuentran ya en la cárcel, pero se enfrenta a una fuerte oposición por parte de los grupos de defensa de los Derechos Humanos.
Shami Chakrabarti, director del grupo 'Liberty', dijo que las personas que son más peligrosas no deben salir de la cárcel. "La gente peligrosa debe ser controlada en la prisión. Uno no puede convertir la comunidad y la sociedad en una cárcel", explicó.
