Rusia advierte de que vetará cualquier resolución de la ONU sobre Kosovo que resulte inaceptable para Serbia

Actualizado: jueves, 19 julio 2007 23:28


PODGORICA, 19 Jul. (EUROPA PRESS) -

Rusia vetará cualquier resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que resulte inaceptable para Serbia, según advirtió hoy el presidente de la Cámara Baja del Parlamento, Boris Gryzlov, a través de un comunicado.

"En caso de que la resolución se someta a votación, Rusia utilizará su derecho de veto", dijo Gryzlov, que aseguró que la independencia de Kosovo "representaría una mecha que podría encender varios conflictos en diferentes partes del mundo".

Esta advertencia es hasta ahora la señal más clara de que Rusia está dispuesta a rechazar la versión final del borrador de la resolución elaborada por Estados Unidos y la Unión Europea, alegando que contiene una ruta oculta para la independencia de Kosovo.

El embajador estadounidense ante la ONU, Zalmay Jalilzad, dijo que el Consejo de Seguridad discutirá hoy el borrador en reuniones cerradas. La propuesta establece cuatro meses de negociaciones intensivas entre la mayoría albanesa, que apoya la independencia de Kosovo, y Serbia, que pretende que la provincia siga siendo parte de su territorio. Rusia, aliada cercana de Serbia, sostiene que el texto contiene un camino oculto hacia la independencia de Kosovo en caso de que las conversaciones fracasaran.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, se reunirá en Berlín con su homólogo alemán, Frank Walter Steinmeier, para hablar sobre el tema de Kosovo entre otras materias, según informó hoy el Ministerio de Exteriores. Lavroy llegará mañana para una "corta visita que esperamos que sea muy intensa", aseguró el portavoz del Ministerio, Martin Jaeger.

Mientras que Kosovo oficialmente sigue siendo una provincia de Serbia, ha sido administrada conjuntamente desde 1999 por la ONU y OTAN. En abril, el enviado de la ONU para Kosovo Martti Ahtisaari, recomendó que se le otorgara al territorio la independencia supervisada por la comunidad internacional, una propuesta apoyada por la mayoría albanesa de la provincia, que representa al 90 por ciento de la población, así como por Estados Unidos y la Unión Europea, pero rechazada por Serbia y Rusia.