Tsipras y el reto de gobernar para la mayoría sin defraudar

Líder de Syriza y primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras
Foto: MATT CARDY /GETTY
   
Actualizado: sábado, 31 enero 2015 17:21

MADRID, 31 Ene. (Por Javier Morales, profesor del departamento de Economía y Finanzas de la Universidad Europea) -

   En un famoso discurso relatado por Tucídides, el estadista griego Pericles afirmaba que "nuestro régimen se llama democracia, porque el gobierno se ejerce en favor de la mayoría y no de unos pocos". Y así ha sido también ahora, veinticinco siglos más tarde: los ciudadanos han otorgado un mandato claro a SYRIZA para gobernar el país, aunque obligándolos a pactar con otras fuerzas a quedarse al borde de la mayoría absoluta.

   El respeto a las instituciones democráticas que Grecia nos legó al resto del mundo, en oposición a otras formas de elegir a los líderes (revoluciones o golpes de Estado, dictadura de un partido único, o sucesión hereditaria), debe aplicarse también en este caso. Independientemente del acierto de sus propuestas, el Gobierno que preside Alexis Tsipras cuenta con la legitimidad de las urnas, en un proceso pacífico y transparente.

   Sin embargo, esto parece cuestionarse por quienes, sintiéndose amenazados por este cambio, asignan a SYRIZA etiquetas como la de "populistas"; que convertirían su victoria en una suerte de fraude, al haber realizado promesas contrarias a los intereses del país o simplemente irrealizables.

Gobierno griego

   Pero si algo demuestra el cambio político en Grecia, es que la división entre "nueva" y "vieja" política más allá del eje tradicional izquierda-derecha no es una simple estrategia mediática de estos partidos emergentes, sino que refleja una transformación real de las preferencias del electorado.

   Con distintos nombres en cada caso (la gente frente a la "casta", el pueblo frente a los poderes económicos o injerencias extranjeras), SYRIZA forma parte de una reacción social más amplia ante la crisis, percibida como resultado tanto de la incapacidad de los líderes y partidos tradicionales como de la pérdida de control sobre su propio destino, resultado de la globalización y de la integración en la UE.

EUROESCÉPTICOS

   No obstante, hay grandes diferencias entre estos partidos englobados bajo el nombre de "euroescépticos". Si bien coinciden en la reivindicación de la soberanía nacional frente a presiones del exterior, unos se centran en la defensa de su identidad étnica o cultural frente a la supuesta amenaza de la inmigración, adoptando un discurso xenófobo más o menos velado contrario a los valores promovidos por la UE: este es el caso del Frente Nacional francés o el UKIP británico.

   Otros, en cambio, consideran las desigualdades económicas como el principal problema, dando prioridad a la solidaridad con los ciudadanos más empobrecidos por la crisis (independientemente de su origen étnico) en lugar de a las medidas de ajuste exigidas desde la "troika". SYRIZA o Podemos se sitúan claramente en este segundo grupo.

Bandera griega y europea

   Por otra parte, la ilusión despertada por Tsipras entre los griegos y otros europeos ha generado unas expectativas poco realistas, que recuerdan a los eslóganes de "esperanza" y "cambio" que llevaron a Barack Obama a la Casa Blanca.

   Esta necesidad de ajustar las propuestas a las posibilidades ha provocado ya algunas decepciones: por ejemplo, la coalición con un partido nacionalista conservador, o que no se haya nombrado a ninguna mujer como ministra.

LOGRAR UN GOBIERNO FUERTE

   Sin embargo, estas decisiones reflejan claramente la actitud del nuevo gobierno: más allá de los principios progresistas con los que Tsipras sin duda se identifica, el objetivo a corto plazo es lograr un gobierno fuerte para negociar en Bruselas, logrando el respaldo social más amplio posible en lugar de imponer un programa maximalista desde el comienzo.

Tsipras y Pablo Iglesias

   Otros partidos como Podemos extraerán sin duda conclusiones de esta estrategia. En primer lugar, el discurso debe ceder paso al pragmatismo cuando se asumen responsabilidades, ya sea a nivel local, autonómico o nacional: para aprobar medidas es necesario pactar, y en este nuevo escenario donde las ideologías son más difusas, los pactos pueden ser variables en función del tema concreto.

   Las posibles decepciones entre los votantes deben valorarse en un contexto más amplio: frente a un sistema en el que la clase política y los partidos tradicionales han perdido gran parte de su credibilidad, muchos ciudadanos sienten que cualquier cambio es preferible a seguir como hasta ahora.

Leer más acerca de: