MADRID, 18 Jul. (EDIZIONES) -
El fallido golpe militar lanzado el viernes por la noche en Turquía sucumbió en cuestión de horas al empuje de la ciudadanía y de una cúpula política que no dudó en recurrir a los canales de comunicación del siglo XXI para derrotar una sublevación concebida con los parámetros del siglo XX.
Turquía cuenta con una amplia experiencia en golpes de Estado, pero por primera vez la revuelta se desarrolla en un escenario político y social 2.0 en el que Internet desempeña un papel clave. Ahora no basta con tomar por asalto la Presidencia, sino que hay que tener en cuenta todas las derivadas comunicativas.
El caos imperó el viernes cuando los carros blindados cortaron los puentes sobre el río Bósforo en Estambul y los cazas sobrevolaban --e incluso atacaban-- algunos de los principales símbolos de la administración. El presidente, Recep Tayyip Erdogan, se encontraba de vacaciones, fuera de la 'zona cero' y aparentemente sin acceso a las principales instalaciones.
Sin embargo, el mandatario aprovechó la aplicación FaceTime para conceder una histórica entrevista a la cadena CNN Turk en la que dejó claro quién seguía siendo el presidente. "Superaremos esto", proclamó, en una videoconferencia que rápidamente se difundió en redes sociales y que tuvo eco internacional.
"Salid a las calles y dadles una respuesta", añadió, en un llamamiento de viva voz a la ciudadanía que también fue replicado en Twitter, donde cuenta con 8,7 millones de seguidores, y en Facebook. Sus asesores, entretanto, se servían de WhatsApp, para transmitirse la información que iban conociendo sobre la marcha.
El investigador Gareth Jenkins ha explicado a la agencia Reuters que "el golpe estaba bastante bien planeado" por el autoproclamado 'Consejo de Paz', pero se hizo "usando el manual de la década de los setenta". En la revolución islámica iraní, las cintas de casete fueron el canal de transmisión de los mensajes contra el sha.
A los golpistas turcos no les valió con controlar el principal aeropuerto del país, enviar tanques al Parlamento y tomar carreteras clave. Ni siquiera les sirvió hacerse con el control de la televisión pública (TRT), declarar un toque de queda y advertir a la población para que se quedase en sus casas.
No lograron capturar a ninguno de los principales dirigentes del gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP) ni tampoco pudieron controlar las emisiones de las televisiones privadas. Las comunicaciones de telefonía móvil siguieron activas y se convirtieron en vehículo de transmisión de todo tipo de contenidos, también audiovisuales.
EL DOBLE RASERO DE ERDOGAN
Erdogan tuvo en todo momento el control de las calles, incluso antes de poner un pie en tierra y verse aclamado por miles de seguidores al grito de "presidente". No pocos han resaltado la ironía que supone para el mandatario haber triunfado gracias a una serie de herramientas que, como llegó a decir en 2014, suponían poner "un cuchillo en las manos del asesino".
Las autoridades aún ordenan de forma periódica el bloqueo de los principales portales de redes sociales como Facebook y Twitter y, cuando se producen atentados, prohíben a los medios de comunicación difundir datos que no procedan de fuentes oficiales.