BRUSELAS 15 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Parlamento Europeo seguirá manteniendo las tres sedes con las que cuenta actualmente --Bruselas, Estrasburgo y Luxemburgo-- en lugar de concentrarlas todas en la capital belga, a pesar de la reciente polémica por el sobrecoste que el Ayuntamiento de Estrasburgo ha cobrado a la Cámara por el alquiler de dos de sus edificios en la ciudad francesa, y el creciente descontento por el coste de 200 millones de euros al año que supone celebrar los plenos en la ciudad francesa.
Según confirmó hoy el presidente de la Eurocámara, Josep Borrell, los Estados miembros no quieren modificar el actual régimen de sedes que figura en el Tratado de la Unión y que refleja, según recordó el propio Borrell, un "simbolismo histórico" que el Consejo Europeo no tiene ninguna intención de alterar.
"El tema está muy claro: el Consejo no quiere modificar lo establecido en el Tratado y el Parlamento Europeo seguirá trabajando con el actual régimen de sedes. Es una decisión tomada por los países que refleja un simbolismo histórico que hoy en el Consejo no hay ninguna intención de modificar", apuntó en rueda de prensa.
Aunque no quiso minusvalorar las preocupaciones de los ciudadanos sobre ningún problema, Borrell consideró que la polémica por la sede de Estrasburgo ocupa un lugar bajo en las prioridades de la UE.
En cuanto a si el Parlamento se plantea comprar los edificios que ahora disfruta en régimen de alquiler, Borrell indicó que la Mesa del Parlamento, el órgano encargado de las cuestiones administrativas y de funcionamiento interno, sigue adelante con la negociación para hacerse con una parte en régimen de 'leasing'. No obstante, añadió pero que todavía no se ha tomado ninguna decisión y que todo dependerá de comparar qué tiene un coste actualizado menor.
Cuando surgió la polémica por la supuesta estafa del Ayuntamiento de Estrasburgo, los grupos políticos pidieron a Borrell que planteara suscitar este asunto en la cumbre que se celebra hoy en Bruselas pero, tras consultar con el presidente de turno de la UE, el canciller austriaco, Wolfgang Schuessel, quien a su vez habló con todos los Estados miembros, y especialmente con Francia, decidió que no merecía la pena.
De hecho, ayer la Conferencia de Presidentes del PE lo dio por zanjado, al evidenciar la falta de consenso para abrir este debate. El primer ministro de Países Bajos, Jan Peter Balkenende, que hasta ahora había sido el más beligerante en contra de la proliferación de edificios parlamentarios, reconoció hoy a su llegada a la cumbre que no actuaría "como un kamikaze".