TÚNEZ, 8 Oct. (Reuters/EP) -
Varios exministros y exmiembros del régimen de Zine el Abidine Ben Alí, que abandonó el poder el 14 de enero de 2011 por las masivas manifestaciones en su contra, han regresado a Túnez con el objetivo de presentarse como candidatos en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarios.
Entre las figuras que han decidido volver del exilio destaca el exministro de Transportes Abderrahim Zuari, que se presenta como candidato a las elecciones presidenciales por el partido Movimiento Constitucional, o el exministro de Salud Mondher Znaidi. Los ex altos cargos del régimen también tendrán una fuerte presencia en las elecciones.
Tras la aprobación de una nueva Constitución este mismo año, Túnez celebrará en octubre sus segundas elecciones parlamentarias desde la caída del régimen de Ben Alí. En noviembre, se llevarán a cabo las elecciones presidenciales.
El pasado mes de septiembre, cientos de tunecinos se reunieron con banderas en la terminal de llegadas del aeropuerto para recibir a uno de los exministros de Ben Alí. Tres años después de que la 'Revolución de los jazmines' obligara al presidente tunecino a dejar el poder, dando paso a una transición democrática, las figuras de peso del régimen no sólo están volviendo a Túnez sino que están cerca de conseguir cotas de poder en las próximas elecciones.
Tras la revolución de 2011, Ben Ali huyó a Arabia Saudí y la mayoría de sus asesores y ministros tuvieron una suerte similar; huyeron y se encuentran en paradero desconocido o fueron encarcelados, lo que les impidió participar en las primeras elecciones, en las que la fuerza más votada fue el partido islamista Ennahda.
UNA TRANSICIÓN CUESTIONADA
El regreso de los llamados "restos" del régimen de Ben Alí a la escena política ha abierto el debate sobre el legado de la revolución de 2011 que inspiró los levantamientos de la 'Primavera Árabe' en Libia, Egipto y Siria.
"Todo lo que queremos es construir Túnez sin exclusión, debe ser una nueva fase en la que todo el mundo contribuya en la construcción del país", ha dicho el exministro de Transportes Zuari, en declaraciones a Reuters. "Espero poder ir más allá de este debate porque Túnez necesita a todos sus hombres y mujeres", ha añadido.
En 2011, por una ley temporal, se prohibió la participación a todos los funcionarios del régimen anterior. Pero ahora pueden participar en las elecciones tras la retirada de la ley por parte del partido gobernante.
Esta decisión contrasta con las tomadas en otros países como Libia, donde una ley de aislamiento político similar ha sido el origen de los enfrentamientos armados y las batallas judiciales entre opositores que buscan ganar influencia política, a menudo a través de la violencia.
El líder del partido islamista moderado Ennahda, Rached Ghanuchi, ha defendido la decisión de su partido y ha asegurado que la ley solo llevaría a más divisiones. "Al final, las urnas tendrá la última palabra", ha dicho.
POLÍTICA DE COMPROMISO
Tras su llegada al poder, el partido Ennahda fue acusado por los opositores de gestionar mal la economía y de estar tratando de llevar el Islam más profundo a la política del país más secular del mundo árabe.
El asesinato de dos líderes de la oposición en 2013 a manos de islamistas radicales supuso el inicio de una crisis política para Túnez. Finalmente, los islamistas moderados presentaron su dimisión dejando el país bajo un Gobierno de transición que regirá hasta las elecciones de octubre y noviembre.
Aún así, la mayoría de los analistas han asegurado que la victoria en los comicios se debatirá entre Enahda, uno de los movimientos políticos más organizados del país, y su rival secular Nida Tounes.
"La gente tiene que comparar lo que había antes de la revolución y lo que esas personas tienen ahora", ha dicho el ex ministro de Relaciones Exteriores tunecino Kamel Morjan.
Túnez pasa por un momento de violencia islamista, estancamiento económico y está inmerso en un clima de preocupación social ante el aumento de los precios y el paro. Antiguos ministros del régimen estarían aprovechando esta situación para vender los logros conseguidos y ganar apoyos en las urnas.