CIUDAD DEL VATICANO 2 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Papa Benedicto XVI transmitió hoy su malestar por la ordenación el pasado jueves en China de un obispo para la ciudad de Xuzhou, en la provincia de Jiangsu, Juan Wang Renlei, sin la autorización de la Santa Sede, según indicó hoy el Vaticano en un comunicado.
El Pontífice "conoció con profundo dolor la noticia, ya que la citada ordenación episcopal se realizó sin el mandato pontificio, es decir, sin respetar la disciplina de la Iglesia católica acerca del nombramiento de obispos".
Según el Vaticano, la ordenación de Xuzhou "es la última de las ordenaciones episcopales ilegítimas" llevadas a cabo por la Iglesia Católica en China "desde hace algunas décadas, creando divisiones en las comunidades diocesanas y atormentando la conciencia de muchos eclesiásticos y fieles".
Para la Santa Sede, se trata de "actos extremadamente graves, que ofenden los sentimientos religiosos de los católicos en China y del resto del mundo" y que "son fruto de una doctrina católica y no respeta los principios fundamentales de su estructura jerárquica".
"La Santa Sede no puede aceptar el ser puesta ante hechos consumados, por lo que lamenta el modo de proceder en la ordenación del sacerdote Wang Renlei, celebrada en Xuzhou, y espera que un incidente de este tipo no se repita en el futuro", asevera el comunicado.
Tras conocer en el último momento los planes de ordenación, la Santa Sede "no ha escatimado en tomar las medidas que eran posibles en el breve plazo de tiempo disponible para que no se llegase a un acto que provocara una nueva laceración de la comunión eclesiástica". De hecho, advierte el comunicado, "la ordenación episcopal ilegal es un acto objetivamente tan grave que el derecho canónico establece severas sanciones para aquellos que la confieren y la reciben, siempre que el acto se practique en condiciones de verdadera libertad".
Por otra parte, el Vaticano constata que "a pesar de las dificultades, la práctica totalidad de los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos en China, consecuentes de ser miembros vivos de la Iglesia universal, han mantenido una profunda comunión de fe con el Sucesor de Pedro (el Papa) y con todas las comunidades católicas dispersas en el mundo".