Vaticano.- La Iglesia celebra hoy la Jornada Mundial de las Migraciones

Actualizado: domingo, 15 enero 2006 12:04

ROMA, 15 Ene. (de la corresponsal de EUROPA PRESS C. Giles) -

Hoy, segundo domingo después de Epifanía, la Iglesia celebra la 92 Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado. Con motivo de esta celebración, el Papa Benedicto XVI mostró su preocupación por la explotación en el trabajo, y a veces en la industria del sexo, que sufren las mujeres por problemas económicos tras emigrar a nuevos países.

"En algunos casos, hay mujeres y muchachas que son destinadas a ser explotadas, en el trabajo, casi como esclavas, y a veces incluso en la industria del sexo", denunció el Papa en su mensaje, hecho público el pasado mes de octubre.

Benedicto explicó que "el tráfico de seres humanos, sobre todo de mujeres, prospera donde son escasas las oportunidades de mejorar la propia condición de vida, o simplemente de sobrevivir". "Al traficante le resulta fácil ofrecer sus 'servicios' a las víctimas, que con frecuencia no albergan ni la más mínima sospecha de lo que deberán afrontar luego", añadió.

En el mensaje, el Papa dedicó un gran espacio a la figura de la mujer emigrante, que ha crecido en estos últimos años sobre todo por "motivos económicos" que las obligan a dejar sus hogares y buscar dinero para la familia.

"En efecto, en el pasado, quienes emigraban eran sobre todo los hombres, aunque no faltaban nunca las mujeres; sin embargo, entonces ellas emigraban sobre todo para acompañar a sus respectivos maridos o padres, o para reunirse con ellos donde se encontraban ya. Hoy, aun siendo todavía numerosas esas situaciones, la emigración femenina tiende a ser cada vez más autónoma", analizó Benedicto XVI.

Y es en este contexto, cuando el Papa denunció "que si los trabajadores emigrantes son particularmente vulnerables, entre ellos las mujeres lo son más aún" y pidió que "que los cristianos manifiesten su compromiso en favor del trato justo a la mujer emigrante, del respeto a su feminidad y del reconocimiento de sus derechos iguales".

En el texto, el Pontífice también se detuvo en la categoría de emigrantes que piden asilo y de los refugiados y condenó que se afronte el problema de este tipo de inmigración "sin interrogarse también acerca de las razones que los han impulsado a huir de su País de origen".

Benedicto XVI valoró el intercambio de estudiantes sobre todo "para los procedentes de los países en vías de desarrollo, para los cuales la experiencia universitaria puede constituir una ocasión extraordinaria de enriquecimiento espiritual".