ROMA, 23 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Iglesia Católica y la Anglicana mantienen en la actualidad una comunión "real, pero imperfecta", según una Declaración Común ratificada esta mañana por el Papa Benedicto XVI y el arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia Anglicana, Rowan Williams.
"El verdadero ecumenismo va mucho más allá que el diálogo teológico, toca la vivencia espiritual y el testimonio de comunión", afirmaron los líderes cristianos reunidos hoy en el Vaticano cuando se cumple el 40 aniversario de la visita de Michael Ramsey a Pablo VI en marzo de 1966, encuentro que permitió el comienzo del diálogo entre la Iglesia Católica y la Anglicana después de cuatro siglos de separación.
Durante la reunión, el Papa emitió un discurso lleno de palabras de agradecimiento "por todo lo positivo que se ha vivido en los últimos 40 años". Sin embargo, manifestó encontrar una "tensión particular" debido a "los desarrollos recientes y las posibles elecciones que la Comunión Anglicana está llamada a hacer en el reciente futuro".
En los últimos tres años se ha hablado abiertamente de las tensiones y de las dificultades en la Iglesia Anglicana, sobre todo en lo referente a las ordenaciones de mujeres como obispos y en algunos temas de moral que "tocan las relaciones internas en el mundo anglicano, pero también las relaciones con la Iglesia Católica".
Benedicto XVI subrayó que "las decisiones que la Iglesia Anglicana tomará sobre estas cuestiones" son "de vital importancia para la predicación del Evangelio en su integridad, porque darán forma a la futura relación con los católicos".
En su discurso el Pontífice reconoció que existen "malas influencias y presiones" que pueden caer sobre los anglicanos y las comunidades cristianas "especialmente en el secularizado mundo occidental".
Actualmente las relaciones ecuménicas entre católicos y anglicanos muestran algunas luces y algunas dificultades. El año pasado se publicó conjuntamente un documento sobre la Virgen María en el que se afirma que los dogmas de la Inmaculada Concepción y la Asunción, vistos desde las escrituras, se pueden contemplar desde un nuevo enfoque también para los anglicanos.
Las dificultades se concentran sobre todo en temas relativos a la sexualidad humana y la ordenación de las mujeres como obispos. Estas dificultades radican en las múltiples divisiones internas del anglicanismo que hacen más difícil el diálogo de la Iglesia Católica con un único interlocutor.
