Dos niños refugiados sirios juegan junto a la tumba de su abuela en Catania
Foto: ACNUR/FABIO BUCCIARELLI
 
Actualizado: domingo, 6 septiembre 2015 8:38

MADRID, 6 Sep. (Por Rosie Scammell, del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados) -

   Rimaz y su marido, Mohamed, están hojeando fotos en su 'smartphone' mientras sus pequeños exploran un parque en Catania, Sicilia. Ahí está el tercer cumpleaños de Liain de hace unos meses, Iyad, de cuatro años, disfrutando de un paseo en caballo, la madre de Rimaz y el cuerpo ensangrentado de un familiar muerto este mes en Siria.

   Las fotos narran la lucha que esta familia ha soportado en los últimos años, un viaje que les llevó a la seguridad de Alemania antes de que la tragedia les trajese de vuelta a Italia.

   Mohamed aún recuerda el momento en que se enteró de que su suegra había muerto intentando llegar a Europa: "Un hombre sirio me llamó, una hermana suya iba en el barco, y me dijo 'tu madre ha muerto'".

   La madre de Rimaz, Muyasar, había huido del campamento de refugiados de Yarmuk, una comunidad palestina de 18.000 personas en Damasco, con la esperanza de seguir a su hija hasta Alemania. Sus orígenes palestinos le complicaron la entrada en Egipto, por lo que sus parientes pagaron 3.000 dólares para comprarle un visado.

   Dos días después de cruzar la frontera, Muyasar escribió a Rimaz y le dijo que se embarcaba con las mafias rumbo a Italia. "Reza por mí, por que llegue a salvo", decía el mensaje. Pero Muyasar nunca vio la costa italiana. Según las autoridades, murió a bordo a causa de la diabetes.

UNHCR/Fabio Bucciarelli

ARDUO VIAJE

   Rimaz conoce lo complicado que puede ser el viaje a Europa, tras haber salido a pie de Yarmuk con tres hijos hace más de un año con la esperanza de ver a Mohamed en Alemania. Al principio, se mudaron al barrio de Jaramana, en Damasco, desesperados por dejar las bombas atrás, pero la guerra se intensificó y Rimaz se llevó a sus hijos a Turquía.

   Siguieron viajando por ese país antes de embarcarse en un velero junto a otras personas en dirección a Grecia. Después vino una ruta a pie, caminando a través de bosques en la Antigua República Yugoslava de Macedonia y por Serbia y Hungría, desde donde los tres se subieron en un tren hasta Múnich.

   La ruta es una de las más utilizadas por los sirios, aunque otros como Mohamed han elegido llegar por mar desde Egipto o Libia. Llegó antes que Rimaz y los niños, tocando tierra en Catania, Sicilia, tras ser rescatado en julio por un buque coreano junto a otras 400 personas.

   "Encontré a alguien en Egipto que me dijo que me podía llevar a Italia", recuerda. "Me contó que tenía un buen barco. Mentía. Estuvimos diez días en el mar con una taza de agua al día. Muchas personas estaban enfermas".

   Finalmente, Mohamed llegó a Múnich en tren, tras una larga travesía en autobús por Milán y Verona, en el norte de Italia. Después de la reunión con su mujer y sus hijos, la familia ha logrado el estatus de refugiado en Alemania, que sigue siendo el mayor receptor de solicitudes de toda la UE.

   Hoy, en un pueblo a las afueras de Múnich, la familia está bastante aislada, pero los niños han comenzado a integrarse. "No entiendo lo que dice", afirma Mohamed, entre risas, cuando Iyad habla una incomprensible mezcla de árabe y alemán.

   Sin embargo, y a pesar de su corta edad, Siria nunca desaparece de las mentes de sus hijos. "Los niños siempre dicen: 'Quiero ir a Siria", cuenta su padre.

UNHCR/Fabio Bucciarelli

VUELTA A ITALIA

   Durante una semana, la familia se ha alojado en la mezquita de Catania, donde comparten una habitación con refugiados recién llegados de Siria, Sudán y otros lugares. Habían planeado bajar desde Múnich para volver con toda la familia junta, pero en lugar de eso están aquí para visitar el último lugar de reposo de Muyasar.

   Su tumba está adornada con flores y una lápida que cita Siria como lugar de nacimiento pero no menciona dónde murió. Los nietos de Muyasar juegan en el suelo mientras su hija reza y vierte agua santa de La Meca sobre la tumba.

   Rimaz espera llevarse algún día los restos de su madre a Alemania, aunque la visita a Italia le ha ayudado a asumir la gran pérdida. "Estaba triste, porque mi madre lo era todo. Sentía que mi vida había terminado, pero aguantaré su recuerdo".

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