Alertan del impacto de los conejos en los ecosistemas de Canarias

Conejo
JJ HARRISON/WIKIMEDIA COMMONS
Actualizado: jueves, 9 julio 2015 18:09

SANTA CRUZ DE TENERIFE, 9 Jul. (EUROPA PRESS) -

Investigadores de la Universidad de La Laguna (ULL) y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), así como técnicos del Gobierno de Canarias y de los cabildos de Tenerife y La Palma, alertan de la gravedad que supone el conejo europeo para la conservación de la flora endémica y los ecosistemas naturales de las islas.

Durante la celebración de la jornada 'El conejo en Canarias. Impacto en los hábitats y propuestas de gestión', han advertido de lo "urgente" que es tratar este problema y gestionarlo de forma que comprometa lo menos posible los valores naturales del archipiélago.

Los estudios presentados en esta jornada mostraron el estado crítico de los ecosistemas de Canarias, altamente empobrecidos, con pérdidas irreversibles y reducciones que oscilan entre un 8% y un 54% de su superficie potencial.

Además, más del 50% de la flora endémica de Canarias está amenazada, y el 64% ha sobrevivido exclusivamente en paredes verticales que no son alcanzadas por los herbívoros invasores.

Además, se demostró que en los ecosistemas estudiados en Tenerife los conejos presentan una densidad relativa media de 2-3 animales por hectárea, muy por encima del objetivo del máximo de 1 conejo por hectárea que se procura en otras regiones del planeta en los que el conejo, también invasor, causa verdaderos estragos a la vegetación.

También se mostraron los primeros estudios que relacionan la actual densidad de conejo en el Teide con el incremento de la temperatura debida al calentamiento global.

Entre los daños producidos por este mamífero en el medio natural se describió la reducción de la tasa de regeneración de las especies endémicas a través del consumo directo de las plántulas, o de mecanismos mucho más complejos que reducen la tasa reproductora de las especies.

Los resultados científicos mostrados en las jornadas indicaron que especies como la violeta o la retama del Teide están actualmente en peligro debido a las actuales densidades de este herbívoro invasor en el Parque Nacional.

Los participantes en estas jornadas postularon que esto es sólo un pequeño ejemplo y la punta del iceberg de lo que ha venido pasando desde que esta especie invasora fue introducida en Canarias, hace tan sólo unos 500 años.

Asimismo, resaltaron el descenso paulatino que se ha experimentado durante los últimos años en el número de licencias de caza, ya que la actividad cinegética es sin duda una herramienta útil para mantener controladas las poblaciones de herbívoros en las islas.

Igualmente se recriminó el fomento activo de las poblaciones de conejo que está propiciándose por parte de las administraciones públicas en la mayoría de las islas, informa la ULL en una nota.

ESTABLECER UNA VÍA DE DIÁLOGO PARTICIPATIVA

También se dieron a conocer los detalles de la erradicación de conejos en el islote de Montaña Clara y la importancia de combinar varios métodos de control de conejo, para conseguir mejorar el estado de las poblaciones de plantas endémicas y de los ecosistemas de Canarias, cuyos paisajes, se aseguró, no se conocen realmente.

Como ejemplo se habló de la espectacular transformación de las cumbres de La Palma, gracias a la expansión de la 'gacia' dentro de los vallados de exclusión que impiden tanto la entrada de conejos como de arruís, y de las parcelas de exclusión de arruí y conejo en la Caldera de Taburiente, que han demostrado que la pobreza actual del sotobosque del pinar se debe principalmente a los herbívoros invasores.

El grupo de expertos reunidos propuso el establecimiento urgente de una vía de diálogo participativa, en la que estén representadas las administraciones competentes del archipiélago, la comunidad científica, los colectivos de cazadores y agricultores, así como todos los profesionales del ámbito científico y profesional que puedan estar implicados en este asunto, para definir los criterios gestionar esta especie invasora de un modo apropiado y eficaz para minimizar sus efectos perniciosos sobre la riqueza natural de Canarias.

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