LAS PALMAS DE GRAN CANARIA 27 Ene. (EUROPA PRESS) -
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas, presidida por Pilar Parejo, decretó hoy la libertad provisional de una pareja acusada de presuntamente matar "con gran violencia" a un bebé de seis meses, hija de la mujer, el 5 de enero de 2007 en Puerto del Rosario (Fuerteventura), tras la declaración sorpresiva como testigo de Iván G.P., uno de los hermanos del coacusado que confesó haber sido supuestamente el autor material de las lesiones que produjeron el fallecimiento de la niña.
Tras un receso de 45 minutos y tras cerca de cinco horas de juicio, la Sala acordó su suspensión para que se lleve a cabo una instrucción suplementaria y remitir las actuaciones al Juzgado de Instrucción número 3 de Puerto del Rosario a fin de que tome declaración en calidad de imputado a Iván G.P.
Asimismo, la Sala acordó la petición de libertad provisional de María Inmaculada V.G., de 20 años de edad, y Yeray G.P., de 23 años, acusados de dos supuestos delitos de homicidio y otros dos presuntos delitos de maltrato habitual, planteada por el Ministerio Fiscal, y a la que se adhirió la acusación particular y los abogados de la defensa. Según el fiscal, no concurre en ambos procesados riesgo de fuga y han cumplido dos años de prisión, "un período de tiempo más que razonable" y sólo tendrán que acudir a los juzgados a firmar los días 1 y 15 de cada mes.
Después de 2 años de silencio, el ahora imputado, Iván G.P. reconoció bajo juramento que la niña estaba llorando la noche del 4 al 5 de enero, él se despertó y fue a la habitación donde estaba el bebé, su madre con su pareja --a la vez su hermano-- y la otra hija, cuando éste la cogió y "se le fue de las manos".
"Cogí a la niña, la saqué de la cuna, la agarré, me hizo un hipo extraño, me asusté y se me fue de las manos. Cayó en la cuna y se oyó un 'plof'. La niña dejó de llorar y se calló. A lo mejor fui yo quien la maté", relató Iván G.P.
De esta manera, Iván G.P, --quien declaró por videoconferencia desde los juzgados de Puerto del Rosario, en Fuerteventura--, creyó que la menor no se murió en el momento y afirmó que reconocía hoy lo ocurrido para "tranquilizar" su conciencia. "Miedo no le tengo a nadie pero lo digo ahora para tranquilizar mi cabeza", añadió.
Durante la declaración, una familiar de la joven acusada y madre del bebé salió corriendo de la sala llorando. Tras la deliberación y el dictamen de la Audiencia los dos acusados salieron de la sala sonrientes y apoyados por sus familiares y amigos, a quienes verán esta tarde en cuanto salgan del centro penitenciario de Salto del Negro en la capital grancanari.