LOGROÑO, 30 May. (EUROPA PRESS) -
El Juzgado Penal número dos ha condenado a E.M.J., vecino de Logroño y natural de Bolivia de 39 años, a dos años y nueve meses de cárcel por los delitos continuados de Allanamiento de Morada y Quebrantamiento de Condena y un delito de Lesiones en la Mujer y en el Domicilio, con la agravante de reincidencia.
El acusado, según relata la sentencia, fue condenado en un juicio anterior como autor responsable de un delito de malos tratos a seis meses de prisión, aunque se acordó la suspensión de la ejecución de la pena por dos años.
Además, se le impuso la prohibición de acercarse a menos de cincuenta metros a su mujer, tampoco a su lugar de trabajo o "lugares por ella frecuentados", con la excepción de acudir al portal de la casa para dejar y coger a los hijos y cumplir con el régimen de visitas.
A pesar de esto, el 17 de mayo de este año, el acusado, utilizando una llave que ella no le había dado, entró en el domicilio de su esposa en Logroño y esperó a que ella regresara. Cuando lo hizo y le pidió que se fuera él le cogió del pelo "con fuerza" y del cuello, empujándola y dándole golpes en varias partes del cuerpo.
Como consecuencia de la agresión la chica sufrió varios moratones en el brazo y el cuello. Días después, el hombre intentó entrar otra vez en el domicilio pero no pudo porque ella había colocado unas 'trancas' en la puerta.
Por tercera vez, el acusado volvió a intentar entrar en la casa, consiguiéndolo esta vez, aunque en esta ocasión fue detenido por los policías locales que realizaban el servicio de control de las víctimas cuando acompañaban a la mujer a casa.
En el acto del juicio, el acusado negó los hechos que se imputaban y, con respecto a esta última vez, afirmó que su mujer le había llamado porque el niño estaba enfermo, con varicela, y fue para cuidarle. Sin embargo, la jueza no le creyó porque la Policía contó que estaba solo en casa.
Además de los delitos que el Penal le reconoce, el Ministerio Fiscal le imputaba otro contra la Administración de Justicia. Sin embargo, la jueza le absuelve del mismo, ya que no considera probado que la intención del acusado, cuando acudió a casa de la mujer, fuera la de evitar que siguiera adelante con el proceso que había iniciado.
