La única novela picaresca riojana vuelve a ver la luz en una nueva adaptación

Actualizado: lunes, 24 abril 2006 19:37

LOGROÑO, 24 Abr. (EUROPA PRESS) -

La única novela picaresca riojana, 'El Guitón Onofre', del siglo XVII, ha vuelto a ver la luz gracias a la adaptación literaria de Luis Alberto Cabezón, elaborada en conmemoración del 402 aniversario de esta obra. Se trata de una novela desconocida por el gran público, ya que hasta 1973 no se publica su primera edición en España.

El autor presenta esta tarde la adaptación, en el Foro Santos Ochoa, acompañado del director de periódico 'Gente', Antonio Egido, como responsable de la edición de tres euros que se puso a la venta la semana pasada.

'El Guitón Onofre' fue escrito por Gregorio González, natural de Rincón de Soto, y es "una obra en lengua castellana oculta al público", según aseguró Santos Ochoa. Se trata, indicó, del "legado único que la literatura riojana del siglo XVII tiene, en materia de novela picaresca".

Su importancia radica, también, en que es una obra primeriza, en el orden cronológico de la picaresca española, tan sólo antecedida por el 'Lazarillo de Tormes' y la primera parte de 'El Guzmán de Alfarache'.

La investigación histórica todavía no ha aportado datos del porqué nunca llegó a publicarse hasta la segunda mitad del siglo XX. Con un recorrido que le lleva por España, Francia, Perú y Estados Unidos, 'El Guitón Onofre' pasó por manos de militares, bibliotecarios y bibliófilos antes de acabar, al comienzo de la Guerra Civil Española, en las vitrinas de 'Rare Books' de la Biblioteca del Smith College de Northampton, Massachussets.

La actividad profesional de su autor, Gregorio González, se inscribe en el ámbito del derecho. También se sabe que era el gobernador de Alcanadre, es decir, administrador de las posesiones de don Juan Ramírez de Arellano, señor de Alcanadre, Ausejo, Arrúbal y Murillo de Río Leza. Alcanadre, precisamente, es el lugar donde se data su obra.

'El Guitón Onofre' comienza con el relato de la vida del personaje que le da nombre, remitiéndose a su nacimiento en el seno de una honrada familia de labradores en el lugar de Palazuelos, en los aledaños de Sigüenza. Tras la muerte de su madre y, posteriormente, de su padre, es acogido por Rodrigo Serbán, al que le da el título de tutor.

Después, pasa a servir a diferentes personajes, entre ellos el sacristán de la Catedral de Sigüenza, hasta que queda libre y tiene ocasión de emprender una carrera criminal que le lleva a la cárcel en Calahorra. No obstante, consigue escapar e ingresa en un convento.