MADRID 8 (EUROPA PRESS)
El Hospital Universitario 12 de Octubre, dependiente de la red pública asistencial de la Comunidad de Madrid, ha puesto en marcha un programa de donación de órganos 'a corazón parado o en asistolia', esto es, procedentes de pacientes que sufren una parada cardiorrespiratoria irreversible fuera del centro sanitario.
Esta iniciativa, que ya viene desarrollando el Hospital Clínico San Carlos en coordinación con el Servicio de Urgencia Médica regional (SUMMA 112), permite incrementar la oferta de riñones, pulmones, hígados y tejidos para realizar trasplantes.
El hecho de que el 12 de Octubre cuente con dos helipuertos facilitará, además, la recepción del material procedente de personas fallecidas a muchos kilómetros de distancia de este centro sanitario, informó hoy el Gobierno regional.
Tras un periodo de pilotaje del programa, este hospital ha realizado recientemente dos procesos de este tipo que han permitido la implantación de diversos órganos -cuatro riñones, dos hígados y dos córneas- en pacientes que estaban a la espera de un trasplante.
En el programa de donación 'a corazón parado' participan alrededor de 60 profesionales, pertenecientes a la Coordinación de Trasplantes, Cuidados Intensivos, Servicios Médicos y Quirúrgicos, Anestesia, Enfermería y auxiliares de Enfermería y celadores, entre otros.
REQUISITOS PARA SER DONANTE
En principio, cualquier persona que fallezca por un fallo cardiaco irreversible en su domicilio o en la calle puede convertirse en donante de órganos. No obstante, deben cumplirse algunos requisitos, como que el traslado al hospital se haga en un tiempo inferior a lo 90 minutos, que se someta al paciente a maniobras de reanimación avanzada para preservar los órganos y, por supuesto, el consentimiento familiar y judicial para la extracción de órganos y su potencial trasplante.
También se tienen en cuenta otra serie de premisas, como la disponibilidad del hospital para asumir el posible donante, el menor tiempo de traslado en las mejores condiciones para la realización del masaje cardiaco y, en caso de traslado por helicóptero, la disponibilidad de helisuperficie.
En cualquier caso, no se realiza ningún procedimiento de donación hasta que la defunción no está certificada por parte del médico que lleva a cabo la reanimación, y se envía una comunicación por fax al Juez de Guardia en la que se le solicita permiso para iniciar maniobras de preservación de órganos y tejidos.
El fallecimiento se diagnostica por el cese irreversible de la función cardiaca, manifestado por la ausencia de latido del corazón y de pulso central o por electrocardiograma, así como por ausencia de respiración espontánea, todo ello por un periodo no inferior a cinco minutos.
El donante en asistolia debe cumplir las mismas condiciones generales sobre posibles enfermedades padecidas a lo largo de su vida que los fallecidos en muerte cerebral, es decir, tener entre 18 y 55 años y presentar un aspecto externo sano. Tiene que conocerse también la hora en la que ha sufrido la parada cardiorrespiratoria, el intervalo de tiempo desde que ha tenido lugar hasta que se han iniciado las maniobras de resucitación pulmonar avanzada -siempre inferior a 15 minutos- y la causa de la muerte -descartándose las agresiones-.
Además, no son válidos los que presenten lesiones sangrantes en abdomen y tórax. Los órganos procedentes de un donante en asistolia son tan útiles como los de donante en muerte cerebral. Incluso en algunos casos, como los riñones, está demostrado que los primeros tiene una supervivencia a largo plazo similar o incluso superior al de los segundos.