27-M.- Perfiles. Rafael Simancas se la juega en su tercer asalto a la Presidencia

Actualizado: viernes, 11 mayo 2007 18:36

El candidato del PSOE destaca por su persevarancia y capacidad de trabajo, mientras trata de zafarse de la imagen gris que le atribuyen

MADRID, 11 May. (EUROPA PRESS) -

El candidato socialista Rafael Simancas afronta su tercer asalto a la Presidencia de la Comunidad de Madrid con la convicción de que la elección se decidirá por un puñado de votos, como en las dos ocasiones precedentes, y la sospecha de que el resultado de la contienda condicionará en buena medida el futuro de su carrera política.

Casado y con un hijo de diez años, Simancas aguarda al mes de junio con la doble expectativa de ser padre por segunda vez y convertirse en el segundo presidente de la Comunidad de Madrid más joven de la historia, sólo por detrás de Alberto Ruiz-Gallardón. "Un presidente de derechos, frente a una presidenta de derechas", ha deseado al compararse con Esperanza Aguirre, su ya clásica contrincante electoral. "El presidente de las soluciones", se ha postulado en repetidas ocasiones.

Nacido hace 40 años en Kehl (Alemania), en el seno de una familia humilde originaria de la comarca cordobesa de Los Pedroches que emigró en los años sesenta "con una mano delante y otra detrás", según su propio testimonio, Simancas se define con "un hombre de principios y convicciones" que asegura sentir "pasión por la igualdad".

"He leído en un periódico que no soy la alegría de la huerta pero conmigo hay garantizado trabajo, rigor, fuerza, pasión, constancia, perseverancia, lealtad y servicio incondicional a la sociedad madrileña y a este país", prometió durante el acto de presentación de su candidatura, en mayo de 2006. Valores que no duda en calificar de "germánicos" y que considera una herencia de sus primeros ocho años de vida, que transcurrieron en un suburbio industrial en el que, según su experiencia, "los españoles vivían perfectamente integrados".

"UN CURRANTE DE LA POLÍTICA"

Sus detractores, entre ellos algunos compañeros de filas que consideran que debería dar el relevo si no alcanza su objetivo el 27 de mayo, le critican por concentrar el poder del partido en pocas manos, plegarse demasiado a la voluntad de la dirección federal del PSOE y granjearse una imagen de hombre gris de la que ni siquiera el colorido de su plataforma electoral, 'Imagina Madrid 2007', le ha permitido zafarse.

Durante los últimos siete años, Simancas ha tenido que dar la cara por el Gobierno de Zapatero y al mismo tiempo bregar con la dirección federal del PSOE por las designaciones como candidatos a la Alcaldía de Trinidad Jiménez y Miguel Sebastián, lo que, una campaña tras otra, le ha postergado a un segundo plano.

"Si ganamos en Madrid, será a pesar de la FSM", afirma un ministro actual, miembro del PSM, al referirse a las ya tradicionales luchas de poder entre unos y otros, que tuvieron con el presunto nombramiento de José Bono como candidato municipal uno de sus últimos y más sonados capítulos.

El ex alcalde de Madrid y senador Juan Barranco es de los que le defienden a capa y espada. "Rafa se merece ser presidente, se lo debemos, después del fiasco aquel de Sáez y Tamayo", afirma antes de apuntar que los madrileños tienen con él "una deuda histórica". "Ha sabido hacer frente con entereza a esa situación y ha aguantado muy bien y muy dignamente. Es un hombre que tiene un discurso de izquierdas muy bien armado, se merece ser presidente", asegura.

Tenacidad, perseverancia y capacidad de trabajo son los rasgos que mejor definen la personalidad del candidato, según le reconocen propios y ajenos, incluida la propia Aguirre, que le ha definido en varias ocasiones como "un currante" de la política. "Es un mal candidato que sería un buen presidente", apunta un dirigente sindical. "Es muy trabajador, pero le falta alegría de vivir", opina una destacada política madrileña.

Esta idea la comparte una persona que ha ocupado cargos de responsabilidad en el PSOE y que ha compartido con Simancas muchos actos de campaña electoral. "Es muy buena persona y muy trabajador, pero tiene muy mala suerte --apunta--. Quizá debería abandonar un discurso a veces amarillo y mejorar esa imagen discreta".

Como ejemplo de esa capacidad de trabajo, apenas 48 horas después de perder las elecciones de octubre de 2003, Simancas prometió visitar los 179 municipios de la región para comenzar a imaginar el Madrid de 2007, y lo ha cumplido. "Lo que no dijo es cuántas veces lo haría", bromea uno de sus más cercanos colaboradores.

Aún así, sus escasos ratos de ocio los dedica a pasear con su mujer, pintar soldados de plomo con su hijo Daniel o echarle una partida a la Play Station 2, ya sustituida por la videoconsola "estropeada" que saltó a la fama en el verano de 2003. "Al Fifa 2007 soy una máquina", asegura sin reparos.

ALUMNO AVENTAJADO DE GUERRA

El acercamiento de Simancas a la política se produjo en los años ochenta, después de que su familia volviera a España y se instalara en "un barrio marginal de Leganés", donde su padre comenzó a regentar una tienda de ultramarinos. En esa época comenzó a cursar estudios de Ciencias Políticas en la Complutense, donde compartió aula con la infanta Cristina.

Según confiesa, fue en la universidad donde se acercó a la izquierda, "más por necesidad que por reflexión y análisis", y pronto se convirtió en secretario general de la Agrupación Socialista Universitaria (ASU), tras ingresar en el PSOE en 1985.

De la mano de Alfonso Guerra, fue redactor jefe de la revista 'Temas para el Debate' y dio su salto a la política en 1995, al ser elegido concejal en el Ayuntamiento de Madrid. En los últimos puestos de la lista coincidió con Ruth Porta, con quien alcanzó un pacto que les permitió hacerse con el partido en el convulso congreso del año 2000. Desde ese momento, intentó pacificar la FSM, "una olla de garbanzos a presión", en denominación de Felipe González, que estalló el 10 de junio de 2003.

Ese día, en el que se iba a constituir la Asamblea llamada a designar a Rafael Simancas como el presidente más joven de la historia de la Comunidad de Madrid, se convirtió en el más fatídico de su trayectoria política. Dos diputados socialistas, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, se rebelaron contra la dirección del PSOE, se ausentaron en la elección del presidente de la Asamblea y provocaron una crisis institucional que derivó en la repetición de los comicios, en los que la izquierda no consiguió repetir mayoría.

Perseguido por ese fantasma desde entonces aunque con el aval de ser el secretario general de los socialistas madrileños con más respaldo de la historia, Simancas afronta la campaña de 2007 con la intención de "terminar una tarea" que, a su juicio, dejó "a medias" hace cuatro años y con la esperanza de que una participación electoral próxima al 70% le permita alcanzar el Gobierno regional, esta vez sin "pequeños percances" como los del día de autos.