MADRID 10 Abr. (EUROPA PRESS) -
El 42% de la abogacía de empresa interviene activamente en la estrategia empresarial y un 30% está implicado directamente en la definición de las líneas corporativas, según el primer estudio en profundidad sobre la Abogacía In-House realizado por el Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) junto con la consultora demoscópica GAD3.
El informe ha sido realizado a partir de 893 entrevistas a abogados/as in-house y publicado en el nuevo número de la revista colegial, OTRISÍ, en su portada. En base a los resultados de este análisis, se ha trazado un perfil profesional "consolidado, con alta cualificación, gran implicación estratégica en las compañías y una visión clara sobre los retos del presente y del futuro".
Así, el abogado/a de empresa en Madrid presenta una edad media de 46,9 años y cuenta con una larga trayectoria: un 60% cuenta con más de 11 años en esta posición. En su mayoría (7 de cada 10), proceden de despachos, lo que revela un recorrido híbrido entre la abogacía tradicional y el entorno corporativo.
Ocho de cada 10 trabaja exclusivamente como in-house, y el 68% lo hace en grandes empresas, con especial presencia en sectores como el financiero, tecnológico, energético y de infraestructuras. Además, el 82% del colectivo de abogados de empresa en Madrid está colegiado en el ICAM como ejerciente.
En cuanto a la configuración de los departamentos jurídicos, el 34% trabaja en equipos amplios, con más de diez personas, mientras que un 16% desarrolla su labor en solitario, lo que pone de relieve la diversidad de estructuras y la versatilidad que exige el rol.
ALTA RESPONSABILIDAD
El 78% de la abogacía de empresa ocupa posiciones de alta responsabilidad: el 39% como director jurídico y el 39% como abogado sénior.
Sin embargo, a nivel de género, el informe apunta a una brecha en los cargos de dirección: aunque las mujeres representan el 42% de los abogados sénior, solo el 35% lidera el departamento jurídico, frente al 44% en el caso de los hombres.
La participación en la toma de decisiones también es significativa: el 42% de la abogacía inhouse interviene activamente en la estrategia empresarial, el 26% forma parte del comité de dirección y el 23% ejerce como secretario del consejo.
Su creciente relevancia dentro de las organizaciones se refleja también en una participación cada vez más activa en decisiones estratégicas de alto nivel, con un 30% de los abogados de empresa implicados directamente en la definición de la estrategia corporativa.
Además, su rol se encuentra en transformación, con funciones que se extienden a áreas empresariales clave como las relaciones institucionales (20%), la sostenibilidad (17%) y los recursos humanos (17%), donde su conocimiento jurídico aporta valor añadido desde dentro de la estructura empresarial.
CONFIDENCIALIDAD, INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y CIBERSEGURIDAD
La protección del secreto profesional es una de las preocupaciones más señaladas por el colectivo. El 52% de los encuestados considera que está poco o nada protegido, y un 30% afirma haber experimentado vulneraciones de la confidencialidad en sus comunicaciones.
Este dato se alinea con la percepción de riesgo creciente vinculada a la ciberseguridad: el 86% manifiesta una preocupación alta ante esta amenaza, especialmente en sectores como el tecnológico, el de medios o el de la construcción. Además, la digitalización es uno de los vectores de cambio más relevantes en el ejercicio de la abogacía de empresa.
Según revela el estudio, un 27% de las asesorías jurídicas ha comenzado a incorporar herramientas de inteligencia artificial, con mayor presencia en sectores como el farmacéutico, tecnológico y audiovisual.
Aunque la implantación todavía es desigual, los datos apuntan a un proceso sostenido de integración de estas tecnologías en la práctica legal in-house.
En materia de sostenibilidad, el 63% de los abogados de empresa asegura que su compañía aplica ya criterios ESG en su estrategia jurídica. Se trata de un ámbito que gana relevancia al compás de las nuevas exigencias normativas, especialmente en sectores como el financiero, alimentario y energético.
El estudio también arroja luz sobre una cuestión menos técnica, pero no menos relevante: la salud emocional. Solo un 44% de los encuestados trabaja en entornos con políticas activas de bienestar.
Un 32% señala que hay una intención, pero sin una estrategia clara, y una cuarta parte indica que su empresa no promueve el bienestar emocional. La brecha es más acusada en compañías de menor tamaño.
"Los datos hablan por sí solos: estamos ante una figura profesional en plena transformación", ha afirmado el decano del ICAM, Eugenio Ribón, quien ha destacado que "de un rol tradicionalmente técnico, vinculado a la gestión del cumplimiento, hemos pasado a un perfil cada vez más implicado en la toma de decisiones, en la estrategia corporativa, en la innovación legal y en la gestión del riesgo". A su juicio, "esta evolución no es casual: responde a un entorno jurídico y económico cada vez más complejo, más regulado y más interconectado".
"El abogado de empresa está en un punto de inflexión", señala por su parte Narciso Michavila, presidente de GAD3, responsable del análisis de datos. "Aquellas organizaciones que no lo integren plenamente en su estrategia están renunciando a una ventaja competitiva clave", ha agregado.
En su opinión, "el estudio refleja con claridad que, aunque el 42% de los abogados in-house ya participa en decisiones estratégicas, aún queda un largo camino por recorrer para consolidar su papel como pilar de la estrategia corporativa".
Para la diputada del ICAM responsable de abogacía de empresa, Ana Buitrago, el estudio pone en valor uno de los atributos que caracterizan a este colectivo: la versatilidad: "el abogado in-house tiene que ser una persona rigurosa y creativa, abierta a aprender metodologías para mejorar su capacidad de innovación".
"También, estar curtido en la calibración de riesgos y en la detección de oportunidades. Además de conocer su negocio y el sector, debe saber de gestión de proyectos, de tecnología, sin olvidar su función jurídica. Es un perfil muy exigente, con una formación y experiencia amplia y diversa", ha señalado.
PROTEGER LA CONFIDENCIALIDAD
Los resultados del estudio plantean además una reflexión de fondo sobre el papel del abogado de empresa en un entorno cada vez más expuesto a riesgos tecnológicos, toda vez que nueve de cada diez profesionales de la abogacía-in house expresan una preocupación elevada por los riesgos cibernéticos y un porcentaje importante asegura haber visto comprometido la confidencialidad de sus comunicaciones.
En este contexto, el decano del ICAM, Eugenio Ribón, ha recordado que garantizar la confidencialidad entre cliente y abogado no es una cuestión interna de las compañías, sino un elemento estructural del Estado de Derecho.
"Desde el ICAM queremos subrayar con toda claridad un principio irrenunciable: el secreto profesional es un pilar esencial del ejercicio de la abogacía, también -y especialmente- en el ámbito de la empresa. Proteger la confidencialidad de las comunicaciones entre abogado y cliente no es un privilegio corporativo, sino una garantía democrática. Es la base sobre la que se construye la confianza, la independencia y la eficacia del asesoramiento jurídico, tanto en el despacho como en el seno de las organizaciones empresariales", ha subrayado.