Area de njuicios, juicio, Audiencia Provincial de la Comunidad de Madrid
EUROPA PRESS
Publicado: miércoles, 24 enero 2018 15:29

MADRID, 24 Ene. (EUROPA PRESS) -

Uno de los agentes del Instituto Armando que se personó en el presunto asesinato de un ciudadano marroquí por parte de un guardia civil en abril de 2016 en la A-3 ha asegurado que el acusado "estaba fuera de sí, con los ojos que le salían de las órbitas".

Así lo ha señalado el agente policial este miércoles durante su declaración ante el juez de la Sección 30 de la Audiencia Provincial de Madrid, en una sesión en la que, además del acusado, Ángel Luis V.J., han prestado declaración más de una decena de guardias civiles que participaron en el incidente.

"Estaba hiperactivo, como si estuviera loco. No estaba en sus cabales", ha relatado este policía judicial del cuerpo, que se encargó de realizar diversas diligencias durante la mañana del 19 de abril de 2016 en la que transcurrieron los hechos.

Además, ha confirmado la versión del acusado de que desde el primer momento defendió que intentaba abortar un posible ataque terrorista: "Me decía que la víctima se quería inmolar, que actuaba de forma sospechosa. He tenido que dispararle, me contó".

El resto de agentes que intervino, sin embargo, ha mostrado una narración contradictoria con esta. Varios han asegurado que "en ningún momento" planteó la hipótesis del ataque terrorista, sino que "decía que había sido por un altercado de tráfico". "Él pensaba que había actuado como debía, lo hizo con todo conocimiento. Estaba convencido", ha afirmado con rotundidad otro de los policías judiciales.

A un policía llegó a contar, incluso, que "el cabronazo no se moría, por eso seguía disparando". "Mire usted en el maletero, que hay explosivos", señaló a otro.

UN TOTAL DE 17 DISPAROS

Tal y como relata el representante fiscal en su informe de calificación provisional elevado a la Sala, el acusado, de 31 años de edad, agente de la Guardia Civil en situación de baja médica por una lumbalgia desde el 19 de abril de 2016, pero al que no se le había retirado el arma reglamentaria, se puso a los mandos de su vehículo sobre las 7.30 horas del 25 de abril de ese mismo año.

Ángel Luis, vestido de paisano y encontrándose bajo una psicosis tóxica por haber consumido hachís, cogió su automóvil y se puso a circular por la A-3, provisto de su arma reglamentaria y de un machete de 45,5 centímetros de hoja atado a su espalda y oculto entre sus ropas.

Al llegar al punto kilométrico 68, perteneciente a la madrileña localidad de Fuentidueña del Tajo, el acusado provocó, siempre según la versión de la Fiscalía, un incidente de tráfico con otro turismo, conducido por un hombre de 39 años de edad y de nacionalidad marroquí.

El acusado, con el ánimo de acabar con la vida del magrebí, se colocó en paralelo a la altura del otro vehículo y, sacando su arma reglamentaria a través de la ventanilla, le disparo en dos ocasiones, al tiempo que intentaba echarle de la carretera embistiéndole repetidamente con su automóvil.

El acusado finalmente provocó que, debido a su conducción temeraria y agresiva, el vehículo del ciudadano marroquí impactara contra el quitamiedos y saliera éste corriendo pidiendo ayuda a los conductores que circulaban por la vía.

Ante ello, el acusado se tiró de su vehículo en marcha y comenzó a perseguir a pie a su víctima, disparándole hasta en 14 ocasiones, y llegando a alcanzarle hasta en seis ocasiones en distintas partes del cuerpo. Cuando el herido cayó desplomado al suelo, el acusado se acercó y a un metro y medio de distancia le apuntó a la sien y nuevamente le descerrajó otro disparo, atravesándole la cabeza, lo que le provocó la muerte instantánea.

El fallecido dejó dos hijos menores de 5 y 7 años de edad, mientras que el acusado se encuentra en una situación de prisión provisional por estos hechos desde el mismo día.

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