MADRID, 6 Oct. (EUROPA PRESS) -
El volumen de residuos sólidos urbanos que se produce en la Comunidad de Madrid ha crecido en los últimos diez años un 54 por ciento, hasta alcanzar en la actualidad los 2,3 millones de toneladas anuales, de tal modo que cada habitante de la región genera 1,4 kilos de residuos diariamente.
Según pone de manifiesto el estudio 'Estructura económica de Madrid', al que ha tenido acceso Europa Press, sólo en la ciudad de Madrid se producen más de 4.000 toneladas de basura al día, lo que supone planificar la recogida, el tratamiento y el almacenamiento de estas sustancias, algo a lo que se destina cerca del 20 por ciento del presupuesto municipal.
El informe explica que la mezcla "en origen" de los residuos origina problemas importantes de gestión y destaca que uno de los principales escollos de la región en este sentido son los vertederos incontrolados debido a las combustiones espontáneas que en ellos se producen y a las "importantes" consecuencias ambientales y sanitarias que generan.
Los expertos señalan que la contaminación constituye un fenómeno frecuente en Madrid y advierten de que el empeoramiento de la calidad del aire es "alarmante", sobre todo en los días de invierno debido al uso masivo de la calefacción y de los vehículos.
Los principales contaminantes atmosféricos en la Comunidad de Madrid son el monóxido de carbono, el óxido de nitrógeno, los compuestos orgánicos volátiles y el dióxido de carbono provocados por el transporte rodado y el consumo de combustible para calefacción, especialmente el carbón.
INDUSTRIA NO CONTAMINANTE
De entre los elementos que más perjudican al medio ambiente madrileño hay que descontar la industria, puesto que, según los autores del estudio, en la región no hay fábricas básicas muy contaminantes. No obstante, alertan de que la propuesta de instalar centrales termoeléctricas en la región podría cambiar este escenario.
Otra de las principales causas contaminantes del aire es el ruido que provoca la construcción y el que se produce en las zonas urbanas debido al tráfico. Un ejemplo de ello es la capital, donde se superan fácilmente los 65 decibelios durante gran parte del día, "límite de ruido para el cual es imposible la conversación".
A estas causas habría que sumar el ruido que crean algunas actividades relacionadas con el ocio, especialmente las concentraciones juveniles de los fines de semana que se suelen organizar en parques, contribuyendo al deterioro de los mismos y mermando la calidad de vida de los vecinos.
